MENTE DE CRISTAL
Una
"Mente de Cristal" es pura, sin mácula, no tiene juicios ni
condenaciones, tampoco posee esquemas, carece de conceptos, puntos de vista y
opiniones, no está condicionada, no es influenciable, sólo percibe la verdad de
lo que son las cosas de acuerdo a su real naturaleza, sin la etiqueta que le
puedan poner los sentidos o la misma mente.
Es una mente con discernimiento,
inteligente, creativa, intuitiva, despierta, alerta, que ha perdido la
capacidad de reaccionar agresivamente ante el odio.
Una Mente de Cristal tiene
la capacidad de ver la impermanencia, insustancialidad e insatisfactoriedad de
las cosas, y no se apega, no se deja engañar ni enganchar por ellas.
Una mente
así no tiene "yo personal" ni orgullo, no se posesiona de nada, no
genera sufrimientos para nadie ni para sí.
Es posible poseer una "Mente de
Cristal", desintoxicando, desinfectando, descontaminando la mente.
Todo
Iluminado posee una "Mente de Cristal". La mayoría de nosotros, al
nacer, tenemos una "Mente de Cristal", pero nos inculcan ideas sobre
las cosas y conceptos, contaminándonos con grabaciones de enfermedades,
prejuicios sociales y sexuales, temores religiosos; llenándonos de temores,
odio, carencias, orgullo, mala voluntad, complejos; inculcándonos incapacidades
al enseñarnos a decir "no puedo", "no soy capaz" y cantidad
de cristalizaciones más.
Es importante, cada cuanto tiempo, repasar qué es una
"Mente de Cristal" y una "mente contaminada" para observar
cuánto de contaminación tenemos y cuánto hemos cristalizado nuestra mente.
El
concepto de pecado es producto de una mente contaminada, una idea que el ser
humano ha inventado y ha impuesto él mismo, para controlar y gobernar a su
antojo a los demás seres humanos, atribuyéndole esto a la voluntad de Dios, a un
libro sagrado o al decir de un maestro, afirmando que Dios, el libro sagrado o
el maestro "dice que esto es pecado y esto otro no lo es". Lo que
para una cultura, época, religión, país o sociedad es pecado, para otra no lo
es.
Observar la contaminación
La
negatividad invade de improviso, sin darnos cuenta, y envueltos por ella
actuamos, dañándonos a nosotros y a los demás; esto nos produce angustia,
lágrimas y tormentos.
Esto sucede porque no nos observamos y actuamos
inconcientemente.
Aunque usemos los Rayos enseñados en la Metafísica , si no vamos
a la raíz de nuestra inconciencia, cada vez que nos encontramos en una
situación semejante volvemos a reaccionar negativamente, porque la causa está
en la falta de "Vipássana" u Observación conciente.
Si no hay
Vipássana, no hay verdadera Transmutación.
Razones
Cuando nos
damos cuenta de lo malo en que andamos, vivimos y hacemos, ya no lo ejecutamos
más.
Así que la clave de un mundo de Buena Voluntad, Sabio, Amoroso, Hermoso,
Saludable, Pacífico, Honesto, está en el cultivo de la "Meditación
Vipássana".
"No se puede dar un paso en el Auto-Conocimiento sin la Meditación ".
Presente y Presencia
"Vipássana" es un estado de Meditación de
"Presencia" y de "Presente", donde estamos plenamente
concientes de dónde estamos presentes.
A veces estamos "presentes" en
un lugar, una situación, y no en estado de presencia.
Esto es que podemos estar
presentes en la playa pero pensando en: "la casa", "quién vende
los tomates más baratos", "tengo un examen mañana" o "¿qué
le voy a decir al jefe para faltar al trabajo?".
Esto quiere decir que
tenemos el cuerpo allí y no estamos concientes de que estamos en lo que
estamos.
No se puede tener "Presencia" cuando no se está presente, y para
estar "Presente", "se tiene que estar en lo que se está".
Pero generalmente estamos en un lugar pensando en las acciones que vamos a
hacer después o en las que hicimos en el pasado.
Pocas veces hacemos Presencia
total en lo que estamos. Vivimos en un estado de ausencia.
Pocas veces, por
no decir nunca, estamos en estado de "Presencia", porque estamos
ausentes y afirmamos: "Yo ya me leí todos los libros del Maestro y me sé
todo", pero esa Enseñanza no la tenemos "Presente" de forma
vivencial.
En la
verdadera MEDITACIÓN es imprescindible estar "Presente" donde
estamos, con toda la plenitud de nuestra conciencia, alertas, dándonos cuenta a
cabalidad, con los sentidos totalmente receptivos, sin distraernos, en estado
de observación profunda, escuchando a plenitud, sintiendo lo que haya que
sentir, respirando y percibiendo la respiración; esto puede suceder en
cualquier momento del día, en la situación que sea, como en la oficina, al
contemplar un rayo de sol por la ventana, al ver una casa en un pueblo, al
entrar en un templo; sentir el silencio o el ruido, el aroma del lugar, los
tonos de los colores con la incidencia de la luz.
Uno puede
tomar un texto de estudios espirituales e ir de palabra en palabra
compenetrándose con lo que ellas dicen y significan, entendiendo profundamente
lo que transmiten, deteniéndose en el contenido interno de algunos elementos
que sean claves para su comprensión.
Una lectura así, puede resultar una
MEDITACIÓN que nos sorprende inesperadamente, sin darnos cuenta. Pero esta
magia no existe o se desbarata cuando estamos leyendo y alguien interrumpe para
preguntar algo, se siente un ruido repentino o estamos pensando en lo que vamos
hacer al dejar de leer. Si cuando leemos, leemos; cuando vemos, vemos; cuando
observamos, observamos a plenitud, si hacer más nada, verdaderamente, sin
ponernos a hacer otra cosa, ya esto es estar en MEDITACIÓN.
Del Libro VIPASSANA NOBLE CAMINO DEL DHARMA
(pág. 12-17) - Autor: Rubén Cedeño - Edición Conjunta: EDITORIAL
MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA