ENSEÑANDO A
PESCAR
Si uno va por la calle y alguien pobrísimo
le dice: “Tengo hambre”, uno va y le compra algo de comer.
Si a alguien le hace
falta un plato de sopa, se le da.
Si a uno le tocan la puerta de la casa
pidiendo comida, uno busca qué darle.
Pero la misión no se debe limitar a estarle
dando comida a la gente.
Se puede hacer algo más productivo, que es
la Máxima “Compasión Infinita”: enseñarle a la gente a pensar positivo,
cambiarle el “Estado de Conciencia” de negativo a positivo y, en vez de darle
pescado, enseñarle a pescar.
Si alguien necesita un plato de sopa o un
pedazo de pan, hay que dárselo, pero hay que estar consciente de que la sopa se
vuelve orina, y el pan, excremento.
Cuando se orina el plato de sopa y se defeca
el pan, la persona se vuelve a quedar sin nada, siente hambre nuevamente, y hay
que darle más sopa y más pan.
Vamos a suministrarle a la gente “Instrucción
Espiritual”.
Eso nunca se defeca ni se orina y, a través
de ella, la gente puede conseguir comida para toda su vida y solucionar todos
sus problemas.
Rubén Cedeño; “Compasión Infinita”. – Edic.conjunta: GRUPO EDITORIAL METAFISICA
& EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.