HUMILDAD
1 Cuando somos externamente y
personalmente nada y estamos desposeídos de títulos, grados, posiciones o
poderes, existen muchas posibilidades de que seamos humildes; por eso la
renuncia va de la mano con la humildad y debido a ello, a los pobres se les dice
"gente humilde", aunque no siempre lo sean.
2 Al tener el título o grado de
algo, sea material o espiritual; posesiones, aunque sean tan básicas como una
casa, dinero, un auto; cuando ostentamos algo de poder, como el hecho de mandar
y ser obedecidos, muy prestos estamos de ser soberbios, prepotentes,
autoritarios y de perder la humildad.
3 Para ser humildes, siempre
conviene en todo sentirse "nada", creerse "nada",
considerarse ante los demás "nada", verse como "nada" y
darse cuenta que solo Dios Es, solo Dios Puede, solo Dios hace, solo Dios
tiene, y ante Él somos nada.
4 La humildad niega la
personalidad y por lo tanto hace brillar el Espíritu, el orgullo hace brillar
la personalidad y esconde el Espíritu.Por esto la espiritualidad va de la mano
con la humildad.
5 Dice el Arcángel Miguel:
"No
permitan que el lado humano se sienta importante ante la Presencia de la Vida:
más bien obliguenlo a permanecer lo suficientemente humilde de manera que el
Poder de la Vida pueda encontrar armonía al actuar través de esa forma
humana, para producir Perfección, mantener Su Dominio y difundir Su Magna
Radiación por doquier".
6 Dice Jesús: "Cuál
es mayor? El que se sienta a la mesa o el que sirve? No es el que se sienta a
la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. El que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo"
7 Solo se engrandece el que se
empequeñece ante la grandeza del Señor.
8 No sintamos, pensemos o digamos
que somos humildes, que vamos a serlo o que no tenemos orgullo, pues en ese
hecho perdemos la humildad, porque comenzamos a sentirnos orgullosos de ser
humildes, y la humildad es la negación de creerse o ser algo, aunque se sea ese
algo.
9 La palabra "Humilde"
proviene del latín "Humilis", que quiere decir "pequeño".
Asi que, en cuanto a todo se refiere, tenemos que pensarnos y sentirnos
"pequeños"- algo así como "nada"- en todo lo que nos
imaginemos, sintamos, hagamos y digamos.
10 Jamás nos sintamos grandes,
superiores o importantes por nada, ni por la escuela espiritual en la que
estamos, la religión que profesamos, el puesto que ocupamos, el cargo que
desempeñamos, el apellido que portamos, la ciudad donde vivimos, el país donde
nacimos, la raza a la que pertenecemos.
Nos sentimos grandes porque
consideramos a los demás menos que nosotros y esto es agresión, falta de
humildad.
No agredamos jamás con nuestro orgullo a ninguna persona o
cosa, aunque tengamos justificadas razones. La base de la humildad es ser
inofensivos.
11 No generemos agresivamente
-por vanidad, autoridad o prepotencia- el sentimiento de decir: "yo soy
esto o lo otro", "yo puedo más que él", con egotismo, porque
esto es poner a la personalidad como centro de atención, algo contrario a la
humildad.
12 El ser un conferencista
espiritual reconocido, el tener una editorial de libros espirituales
importantes, el ser considerado un maestro, el creer que se tienen y facilitan
enseñanzas espirituales de la forma más pura, el considerarse discípulo de un
maestro o santo, el no seguir a ningún instructor, escuela o gurú, poco a poco
sin que se dé cuenta, va llenando de vanidad, prepotencia, superioridad,
separación, al estudiante espiritual, y así pierde la humilde condición de
esclavo del Señor.
13 No conviene a la humildad
seguir usando el pronombre posesivo "mí", con propiedad, porque nada
nos pertenece, nada es nuestro, y al creernos dueños de algo, estamos
fortaleciendo el orgullo de la personalidad. La verdad es que nada nos pertenece,
todo es de Dios, y lo podemos perder en cualquier momento.
Cuánta gente vemos
que se queda en un segundo sin nada por la acción de un tsunami, terremoto,
quiebra de la banca, cambio económico o político, o simplemente al morir.
Todo
lo que tenemos es una parte de Dios que nos ha sido suministrada para que la
administremos y remediemos nuestras necesidades, y debemos estar dispuestos a
devolverla en cualquier momento o darle parte de ella a quien la necesite.
14 El orgullo es la actividad
que da poder y engrandece la personalidad, destruye y separa, es el enemigo del
Ser Interno que busca construir y unir.
La humildad anula y le quita poder a la
personalidad, para que nuestro CRISTO pueda actuar y Ser lo que Es
15 El nombre y el apellido, el
cargo que se ostenta- incluso si es algún rango espiritual, como puede ser el
de maestro o sacerdote- no son de ningún valor, ya que estos le pertenecen al
ser personal, y duran a lo sumo una vida, se volverán cenizas al morir.
Nuestro
verdadero "Ser" es "Luz", y su nombre y rango palpitan
ocultos, silenciosamente, en el corazón de nuestro Espíritu , sin que nadie
sepa cuales son.
16 Seamos siempre los últimos al
recibir beneficios personales.
Acostumbrémonos a viajar en la cola del
pez.
La cola del pez es lo último, pero es lo que le da impulso al
cuerpo.
17 Jamás seamos los primeros en
nada que atañe a la personalidad, ni en ser servidos, atendidos o tomados en
cuenta.
Ser el primero es la satisfacción más grande para la
personalidad y el daño más grande para el Alma. Todo lo contrario,
cuando haya que barrer, barramos, si hay que cocinar, cocinemos, si se debe
servir una comida, sirvamos, si hay que limpiar, limpiemos. Tratemos
siempre de ser el que dá y no el que recibe
18 Cuando por alguna razón nos
toque recibir, no nos engriamos por ello, no nos sintamos merecedores,
ofrezcamosle la dádiva a Dios y a cambio seamos noblemente agradecidos,
tratando de devolver el doble de lo recibido.
Hagamos práctica de las palabras
del Maestro Jesús. "El que es el mayor de vosotros sea vuestro
siervo".
"Porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla
será enaltecido".
19 No nos neguemos a realizar
ningún oficio por considerarlo inferior a nuestro nivel, esto es orgullo, y si
así lo sentimos, por lo mismo, hagámoslo para cultivar la humildad. Lo que se
necesite realizar, no importa lo humilde que parezca, hay que hacerlo y pronto.
20 Nunca nos pongamos como
ejemplo de nada ni ante nadie, porque es la manifestación de orgullo más
temible que pueda hacer la personalidad.
El que se cree ejemplo o
perfecto en algo se da cuenta de todo, menos de su imperfección.
Perfecto
es nuestro Espíritu y cuando este comienza a reflejar su perfección en la
personalidad, ella debe hacer silencio
21 No hablemos tanto de
nosotros,
Qué tenemos que decir de nosotros que sea más grande que
Dios?.
Nada.
El tiempo que ocupamos hablando de nuestra persona, ocupémoslo
hablando de las virtudes de Dios, de los Santos y Maestros.
Cuidémonos del orgullo
espiritual, que es el más peligroso.
No contemos nuestras experiencias místicas
y logros en público, esto es muy dañino para nuestro transitar espiritual.
22 No seamos ni deseemos ser
diferentes a los demás. Eso es orgullo.Recordemos que todos somos uno.
23 No busquemos ser el centro de
grupos religiosos, rituales, reuniones, conversaciones o fiestas. No llamemos
la atención.
El que hoy te aplaude y halaga, mañana te puede hundir.
24 Cuando nos griten, nos culpen
de defectos, nos humillen o sean injustos con nosotros, no contestemos, no nos
defendamos, quedémonos tranquilos, observando; perdonemos, invoquemos a Dios
para que purifique esa energía y se la devuelva en amor a quien la emite.
25 No nos apeguemos a ninguna
persona, objeto físico, emoción o pensamiento.
Nada nos pertenece.
Al
aferrarnos y querer poseer, estamos siendo orgullosos, porque estamos
identificándonos con "lo mío".
26 No hablemos mal de nadie,
aunque lo merezca, porque lo único que nos concierne es ver la perfecciòn que
existe en el Espíritu de cada quien.
27 El ser pobre o rico no
determina la humildad o el orgullo. Hay ricos que son orgullosos, y también los
hay muy orgullosos.
Así que no vuelvas a decirle "humilde"al pobre,
ni "orgulloso" al rico.
No te sientas humilde por ser pobre, ni
orgulloso por ser rico.
El orgullo de poseer dinero es el más falaz de todos
los orgullos, porque las posesiones materiales pueden desaparecer más
rápidamente que en un pestañear de ojos.
28 El orgullo más temible es el
intelectual.
El que se cree sabio lo sabe todo, menos que es ignorante.
El verdadero Sabio sabe mucho, menos que es un sabio.
29 No nos creamos ni
proclamemos en alguna actividad, el único o el mejor, porque al proclamarnos
algo, dejamos de serlo.
30 Perdonar y olvidar al
instante cualquier agravio que nos hayan hecho es la actitud de humildad más
noble que debemos asumir en el sendero de la vida.
del libro "Humildad" ,
por Rubén Cedeño"(Pág 9-23)
Editorial Manifestación,
Ediciones Merú y Editorial Señora Porteña.