viernes, 5 de octubre de 2012
Carta de Amor ante una prueba
CARTA
DE AMOR ANTE UNA PRUEBA
PRUEBAS
A
veces nos vienen situaciones difíciles con los seres que más amamos dentro de
nuestro grupo de servicio.
Es preciso comprender que son pruebas; que muchas
veces no es un asunto de desavenencia personal entre dos o más personas, es
algo más.
¿Qué creemos?
¿Qué cuando se produce mucha LUZ con nuestro trabajo y
movilizamos tanta gente, vamos a continuar así, sin que nos lancen una prueba y que la otra polaridad
no va a actuar?
Eso, nuestros Maestros no lo hacen jamás.
Fijémonos si es necesaria la prueba, que si no fuera
necesaria, toda situación se resolvería rápidamente con una sola palabra.
Uno
se puede cuestionar cuál es esa palabra que, junto a la carencia de una actitud,
faltó, y desató una situación
difícil que se convierta en prueba.
De
corazón, démonos cuenta cuando estemos siendo probados en algo. Las pruebas
vienen para que podamos seguir a etapas superiores de mayor expansión, y para
que le demostremos a Aquellos que dirigen la Gran Obra, que podemos seguir sin
tambalear, dudar, desertar.
Una
prueba es inevitable, cuando se está haciendo mucho.
A mí me las han puesto
para avanzar, en cada paso que me iba a atraer mayor expansión de conciencia y
del radio de acción de la labor.
No somos nadie especial para que no nos
prueben.
Seamos humildes y aceptémoslo.
Tenemos que bajar la cabeza en cada
prueba, y la gente no sabe hasta dónde a veces tenemos que morder la tierra.
Pero eso no es malo; en ocasiones nos hace falta para bajar nuestro “yo
personal”, que se cree merecedor y hacedor de grandes cosas.
Toda
prueba que vivencia el estudiante, también lo es para el facilitador, pero a un
nivel diferente.
Cuando estamos trabajando juntos, las pruebas vienen juntas,
sean estudiante-facilitador, o estudiante con sus condiscípulos.
Del
Libro “ASUNTOS DEL ALMA”, de Rubén Cedeño; pág. 73/74. Edición Conjunta:
EDITORIAL MANIFESTACION & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.
El servicio del Ángel Guardián en nosotros.
CONSAGRACIÓN COMPLETA AL SERVICIO
El servicio
del Ángel Guardián implica una completa consagración a la tarea que emprendió.
Es una tarea obligatoria, que involucra no sólo servicio sino también la
pérdida de su libre albedrío de hacer lo que le plazca después que se vincula
con un individuo. Incluso durante las horas en que su protegido duerme, el
Ángel Guardián no cesa de vigilar.
Como ya sabemos, aunque el cuerpo físico
duerme, los cuerpos sutiles del ser humano están totalmente despiertos y
deambulan a discreción.
Si en reencarnaciones anteriores la conciencia del
individuo se asoció con lugares y obras que no están en conformidad con la
Voluntad de Dios, existe la posibilidad de que aún al presente, durante las
horas de sueño, él tenga el deseo de volver a repetirlas.
Incluso
mientras el cuerpo duerme durante la noche, la conciencia humana está
continuamente tejiendo, con la fuerza de vida, formas y figuras fantásticas que
interpreta como "sueños"; y, sin embargo, quizás el hombre se
sorprendería al saber que, por Ley Cósmica, es responsable por este gasto
inútil de energía, que solo incrementa el volumen de efluvio que compone los
ámbitos síquico y astral donde el ser humano mora.
En tales casos, la Ley
Cósmica requiere que el Ángel Guardián siga al alma, y que en cada oportunidad
proyecte sus rayos purificadores sobre la conciencia del ser humano para
encaminarlo hacia la perfección.
Por otra parte, si el hombre le pide al Ángel
Guardián que durante las horas de sueño lo lleve a uno de los Retiros de los
Maestros (como el Royal Teton, el Templo de la Ascensión o cualquier otro), el
Ángel Guardián lo hará con gusto y gozosamente ya que el servicio es su razón
de Ser.
Un poco
antes se hizo referencia al entrenamiento que recibe el Ángel Guardián, y a la
necesidad que él tiene de adquirir las cualidades de Paz y Tranquilidad de
manera que sea capaz de transmitírselas a su protegido, de ser necesario.
En
caso de enfermedad, esto adquiere una importancia primordial, y para que el
Ángel Guardián tenga éxito en su trabajo, el individuo debe estar en paz; su
mundo emocional, tranquilo; y su mente, relajada.
En la mayoría de los casos
esto no sucede, y el hombre, ya sea por inhabilidad o por ignorancia, no
coopera, lo que da como resultado que los mejores esfuerzos del Ángel
Ministrador caigan en el vacío.
El Poder de
Invocación, instintivo en todo ser, es expandido en gran medida en el Ángel
Guardián. En calidad de miembro del Reino Angélico, él tiene a su alcance todas
las cualidades y virtudes de la Divinidad; y contando con poderes intuitivos
maduros, él conoce sin lugar a error la necesidad de su protegido.
En caso de
que el Ángel Guardián encuentre que sus poderes son inadecuados para hacerle
frente a lo que se le demanda, él puede invocar (y lo hace) poderes superiores
para que vengan a asistirlo, los cuales, considerando primero las deudas
kármicas del individuo, le conceden la ayuda requerida.
Básicamente, los Ángeles Guardianes de vez en cuando tratan de atraer
los cuatro cuerpos inferiores del ser humano hacia algo constructivo, y de
mantenerlos allí.
Su más ferviente deseo es que el individuo a su cargo avance
en la escalera de la evolución, y que no retroceda.
Es un servicio que ellos
quieren prestarle no sólo a un individuo, sino a la raza en su totalidad.
Así
podemos ver un aspecto del servicio que presta el Reino Angélico, un Reino que
millones de seres en la raza humana ni siquiera reconocen que existe.
Aunque el
Ángel Guardián, como una unidad, ministra a un solo individuo, en el caso de su
Director y Líder, el Arcángel Uriel, su servicio trasciende al individuo y
comprende a toda la humanidad, a todo el Reino Elemental, y a todo ser dentro
del Anillo-No-Pase del Planeta.
Del LIBRO DE LA VIDA (pág. 304-305) - Autor: MAESTROS
ASCENDIDOS
Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN &
EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
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