CARTA
DE AMOR ANTE UNA PRUEBA
PRUEBAS
A
veces nos vienen situaciones difíciles con los seres que más amamos dentro de
nuestro grupo de servicio.
Es preciso comprender que son pruebas; que muchas
veces no es un asunto de desavenencia personal entre dos o más personas, es
algo más.
¿Qué creemos?
¿Qué cuando se produce mucha LUZ con nuestro trabajo y
movilizamos tanta gente, vamos a continuar así, sin que nos lancen una prueba y que la otra polaridad
no va a actuar?
Eso, nuestros Maestros no lo hacen jamás.
Fijémonos si es necesaria la prueba, que si no fuera
necesaria, toda situación se resolvería rápidamente con una sola palabra.
Uno
se puede cuestionar cuál es esa palabra que, junto a la carencia de una actitud,
faltó, y desató una situación
difícil que se convierta en prueba.
De
corazón, démonos cuenta cuando estemos siendo probados en algo. Las pruebas
vienen para que podamos seguir a etapas superiores de mayor expansión, y para
que le demostremos a Aquellos que dirigen la Gran Obra, que podemos seguir sin
tambalear, dudar, desertar.
Una
prueba es inevitable, cuando se está haciendo mucho.
A mí me las han puesto
para avanzar, en cada paso que me iba a atraer mayor expansión de conciencia y
del radio de acción de la labor.
No somos nadie especial para que no nos
prueben.
Seamos humildes y aceptémoslo.
Tenemos que bajar la cabeza en cada
prueba, y la gente no sabe hasta dónde a veces tenemos que morder la tierra.
Pero eso no es malo; en ocasiones nos hace falta para bajar nuestro “yo
personal”, que se cree merecedor y hacedor de grandes cosas.
Toda
prueba que vivencia el estudiante, también lo es para el facilitador, pero a un
nivel diferente.
Cuando estamos trabajando juntos, las pruebas vienen juntas,
sean estudiante-facilitador, o estudiante con sus condiscípulos.
Del
Libro “ASUNTOS DEL ALMA”, de Rubén Cedeño; pág. 73/74. Edición Conjunta:
EDITORIAL MANIFESTACION & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.
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