martes, 2 de octubre de 2012
EJEMPLOS DE NUESTROS AMADOS MAESTROS
EJEMPLOS
DE VIDA
En la Vivencia Espiritual
sirven de estímulo, ejemplo y guía, las vidas de los Maestros, Santos, Madres
Divinas y Dioses.
Del Señor Gautama y Krishnamurti el ser claros, contundentes, reales,
ciertos en el Apostolado y libres de las trabas institucionales;
del Maestro Saint Germain, apuntar como único norte al desenvolvimiento
de la Divina Presencia “Yo Soy” y el uso de la Llama Violeta;
del Maestro Jesús, el Perdón ante el mal agradecimiento, envidia,
traición y condenación que recibamos por nuestra labor;
del Maestro Hilarión cuando fue San Pablo, ser pionero en una nueva era
de una enseñanza desconocida, y triunfar;
de María Magdalena, el ser Apóstol, no importando lo que hayamos sido
ni la mala fama que tengamos;
como José
Gregorio Hernández, que le brindó salud y espiritualidad a los pobres que
acudían a él y a las prostitutas de las zonas de tolerancia;
San
Benito Abad, que dice que debemos más servir que mandar, y
siempre preferir la misericordia a la justicia, que por la exaltación se baja y
por humilde se sube, tratando de ser más amados que temidos;
de Milarepa,
en su constancia de soportar todas las pruebas que le impuso su Maestro,
desbaratando las casa psicológicas y emocionales que construimos, sin abandonar
el trabajo, y llegar a la meta;
de San Nicolás, a consagrar nuestra fortuna personal haciendo feliz a
todo el mundo;
de la Madre Teresa de Calcuta y del Maestro Koot
Hoomi cuando fue San Francisco de Asissi y San Martín de Porres, a ser
humildes, sencillos, llevándole nuestro apostolado a los más pobres entre los
pobres, sin rechazar a nadie, limpiando y barriendo odios, inmundicias y todo
lo que se tenga que transmutar.
Parecerse a Santa Teresa de Ávila al tomar la
carreta como una andariega por la “Árida Castilla”, que hoy en día puede ser un
auto, un bus, un avión o un tren, para desplazarnos sin fronteras, realizando
este Apostolado.
De la Madre Emilia aprendamos el no tener
vergüenza de pedir, mendigar para realizar el Apostolado, y no detenernos por
los insultos que recibamos;
de Maximiliano Kolbe, el no quejarnos, ni dejar de hacer el Apostolado
por las situaciones adversas que nos vengan.
Ser como Ramakrishna y Juan XXIII, ecuménicos y
aglutinantes con todos los credos;
como Paramahansa Yogánanda, al consagrar el Apostolado a la Madre
Divina Cósmica;
tal vez como Blavatzky en su fuerza y poder de
decisión, arriesgándolo todo por dar la Enseñanza sin temer a nadie;
como Josemaría Escriba de Balaguer, en el promover el Apostolado dentro
del mundo seglar y ser una persona de vanguardia en asuntos del saber y de la
vida circundante, siempre estando delante en todo y bien informado, y si no,
averiguándolo.
Inspirémonos en Emmet Fox y Conny Méndez, en cuanto a la modernidad, practicidad, síntesis,
efectividad y enfoque Cristocéntrico para exponer el mensaje.
Del libro: “CÓDIGOS
de la VIVENCIA ESPIRITUAL”, de Rubén Cedeño; pag. 41/42.
Edición Conjunta: EDITORIAL
MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA INDEPENDENCI
TERCER RAYO DE DIOS ES AMOR, AFECTO, UNIÓN, ACCIÓN, DIPLOMACIA
TERCER RAYO
El Tercer Rayo de Dios
es Amor, Afecto, Unión, Acción,
Diplomacia, y así como el corazón que es símbolo del amor es de color Rosado,
por eso se asocia el rosado a este Rayo de Dios.
Todo el mundo sin equivocarse
siempre ha asociado el Amor al color Rosado.
San Juan dice: “Dios
es Amor”.
Dios nos ama inmensamente y jamás nos hace daño, las cosas malas
que nos suceden no son su castigo ni sus pruebas, nos pasan porque se nos
devuelven las cosas que le hacemos a los demás o con nuestra mente las creamos.
Cuando alguien te odie, recuerda de reconocer en su
interior que allí está la llama del Amor Divino y que es imposible que dos o
más personas se odien, y verás que ese odio desaparece.
Cuando te sorprendas odiando o descubres que alguien te odia: cierra
los ojos y visualiza la Llama Rosa del Amor de Dios envolviendo a esa persona y
la tuya también y afirma con el Nombre de Dios:
”Yo Soy una irresistible Llama de Amor Divino, que envuelve en amor
todo el que se me acerque o piense en mí”.
Del libro: “PRACRICA DE DIOS EN MI”,
de Rubén Cedeño (pag. 61/62).
EDITORIAL METAFISICA POSTAL
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