FALSO AMOR A LOS HIJOS
Decimos que amamos a los hijos, pero muchos de nuestros hechos
demuestran que no.
Los manipulamos, controlamos, absorbemos, creamos dependencia y
ataduras, porque tememos quedarnos sin ellos y andar o llegar a viejos solos.
No queremos que el hijo se nos vaya o se vaya con una pareja, por
temor a la soledad.
Entonces, en vez de querer a los hijos, tenemos apego con egoísmo.
Cuando se nos muere un familiar, muchas veces lagrimeamos amargamente,
pero no lloramos al familiar, lamentamos nuestra soledad al imaginar la vida
que vamos a llevar sin esa persona que se nos murió.
Uno llora por uno mismo, que su desgracia, y allí no hay Amor.
Rubén Cedeño;”Rayo Rosa”. – Edic.conjunta: EDIT.MANIFESTACION & EDIT.SEÑORA
PORTEÑA.