Ayuna de juzgar a otros; descubre la divinidad que vive en ellos. Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras. Ayuna de descontento; llénate de gratitud. Ayuna de enojos; llénate de paciencia. Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza. Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en la existencia. Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida. Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de oración y meditación. Ayuna de amargura; llénate de perdón. Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás. Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en compartir AMOR Ayuna de desaliento; llénate de entusiasmo. Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de verdades eternas. Ayuna de todo lo que te separe de tu verdadera naturaleza; llénate de todo lo que a ella te acerque.
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