martes, 17 de enero de 2012
POR QUÉ HACEMOS TRES VECES LOS DECRETOS
Texto de: Diario de El Puente a la Libertad/Pablo Veneciano
Amados co-trabajadores en la Causa de Amor de la Liberación:
En vista de que este número de nuestro Diario está dedicado al reconocimiento agradecido y bendición del Tercer Rayo, y que de tiempo en tiempo nuestros amables lectores nos han preguntado por qué repetimos nuestros decretos tres veces (doquiera que es posible) cada vez que los hacemos, ofrecemos a continuación las siguientes razones buenas y lógicas para esta práctica:
Así como en el mundo ortodoxo rezan en la triple actividad de la Deidad, "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", asimismo nosotros hacemos nuestros decretos al menos tres veces, en el nombre y autoridad del Amor, de la Sabiduría y del Poder, que es la triple actividad del Altísimo.
La repetición del decreto al menos tres veces por el ser externo (personalidad) de un individuo indica que la conciencia externa del ser físico, la conciencia del Santo Ser Crístico (del cual el amado Jesús habló en términos de "el Mediador entre Dios y el hombre”) y la omnipresente, omnipotente y omnisciente Conciencia del Ser Divino (la Presencia "YO SOY") están en un acuerdo y de acuerdo en traer adelante la misma manifestación. "La unión hace la fuerza"
Cuando se produce tal cooperación amorosa, esto significa que la personalidad se ha despertado espiritualmente lo suficiente para realizar y aceptar conscientemente la Verdad de que la vida de la personalidad es Dios-en-acción y, por tanto, es una parte muy real de la triple Naturaleza de Dios. Significa que la luz (el bien) de la personalidad (o ser externo) reconoce e invoca a la acción el mayor Amor Divino y Sabiduría de su propia corriente de vida, y la Ley de la Vida. Cuando la conciencia inferior invoca a la mayor por la asistencia que sea, la conciencia mayor SIEMPRE RESPONDE.... ¡al instante!
Es Ley que, a fin de traer a la manifestación externa aquí en el mundo de apariencias físicas aquello por lo cual invocamos, el ser externo del individuo (o grupo) que desea tal manifestación debe descargar desde esta octava de expresión al menos un tercio de la energía requerida en los Niveles Internos de conciencia para producir dicha manifestación. Los otros dos tercios de la energía requerida para tal producción será suministrado por la Hueste Ascendida. En vista de que el individuo promedio no descarga una gran cantidad de energía a través de su propio pensamiento, sentimiento y palabra hablada cuando hace un decreto, el repetir su decreto tres veces lo ayuda a acopiar más rápidamente la energía necesaria que se requiere para la manifestación.
Aún otra razón para repetir los decretos al menos tres veces al tiempo, es que, de esta manera, los decretos de hecho ayudan a convencer a su personalidad de las Verdades que está proclamando, al escuchar esos decretos repetidos ya sea por sí mismo o por otros en el grupo. Esta es una razón para la tremenda oportunidad así como también la eficacia del decreto grupal. El ser externo obtiene un sentimiento de confianza cuando ve y oye a otros ocupados en actividades similares a las propias.
Si un individuo no tiene al principio mucha fe en sus decretos (aunque los esté haciendo solo), en la repetición de los mismos con sinceridad se encontrará comenzando a creer en su decreto o afirmación de Verdad (prescindiendo de toda apariencia) Luego, si permanece en ello lo suficiente, finalmente aceptará conscientemente esa Verdad con todo su corazón, y estará plenamente convencido de su realidad. Entonces, su manifestación (decreto realizado) vendrá a ser aquí. “Conforme a vuestra fe os sea hecho”. Mateo 9:29.
Al repetir un decreto (afirmación o aseveración de la Verdad) se construye un pensamiento-forma bueno y fuerte, capa tras capa, como quien dice. Cada, vez que se emite el decreto, se crea un pensamiento-forma en la atmósfera. En vista de que "cada cual atrae su igual", cada una de estas formas atraerá la próxima a ella al tiempo que el mismo patrón es repetido una y otra vez. Al principio, el pensamiento-forma es más bien vaporoso, pero a medida que capa tras capa de sustancia (energía descargada por el individuo en el decreto) es calificada con el mismo patrón y añadida a la original, esa forma se va haciendo cada vez más fuerte y definitiva, y se convierte en el "cáliz" dentro del cual se vierte el sentimiento de fe y aceptación de los decretos. Se convierte entonces en algo viviente y, en obediencia a la palabra hablada (con la autoridad de la Presencia "YO SOY"), esa forma sale a la manifestación externa.
Es que todo viene de lo invisible a lo visible. Todo comienza desde EL UNO. Los grandes arrecifes de coral en algunos sitios de nuestros océanos se forman partiendo de los diminutos esqueletos de esas pequeñas criaturas marinas cuyas conchas descartadas denominamos "coral". Cuando la vida dentro e esa concha está a punto de morir, usualmente descansa sobre otra concha de su clase y, así, millones y millones de tales conchas diminutas se combinan para conformar una isla habitable en la cual algunos seres humanos pueden vivir (¡y de hecho viven!)
¡Recuerden! La actividad de decretar por cuenta propia y con otras personas es un tremendo privilegio del misericordioso amor de Dios. Debería ser siempre una actividad de lo más jubilosa, y nunca debe considerársele como laboriosa o "tarea" de ninguna índole. Esta actividad permite que las promesas de Dios sean realizadas, ya que está de acuerdo con Su gran Ley: "Decreten algo y esto será hecho en ustedes", "invóquenme y Yo les responderé" La gratitud por tal oportunidad constituye la puerta abierta para cada vez más bendiciones en su vida diaria.
Bendiciones y agradeciéndoles por amar a la vida lo suficiente como para liberarla a punta de decretos.
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