La Llama Violeta surge victoriosamente dentro de nuestro corazón, diciendo, pensando y sintiendo, ante toda situación ofensiva, discordante, peyorativa: "Yo Soy la Llama Violeta", y viéndola surgir desde la punta de nuestros pies hasta más arriba de nuestra cabeza, abrazándonos como una antorcha viviente de Fuego Sagrado.
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