Visualicemos a la
Madre María entre nosotros, Magnificando en nuestras “Corrientes de Vida”: la
Buena Voluntad, la Iluminación, la Unidad, la Belleza, la Salud, la Prosperidad
y el perdón de nuestras transgresiones a la Ley.
Ahora con todo
nuestro Amor
digamos ...
“ El Magnificat”:
Mi alma solamente
Magnifica la Presencia de Dios dentro de mi corazón.
Se exalta mi Espíritu al
saludar la Presencia de Dios.
Esto sucede porque trato de ser un humilde
Servidor.
Así seré Bienaventurado entre todas las Generaciones.
El Señor hace
en mí maravillas.
Al respetar el uso del Santo Nombre de Dios,
su Amor
Compasivo me acompaña por siempre.
La Potencia del Brazo de Dios ha confundido
el corazón y el pensamiento de los orgullosos.
Dios depone a los que se
engrandecen
y exalta a los que son humildes,
llena de bienes a los que creen no
tener nada
y le quita a los que creen tenerlo todo.
Dios me ha recibido porque
es misericordioso,
y Él así lo prometió desde nuestros ancestros hasta por
siempre, eternamente.
Amén.
Del libro:
“SERVICIOS”, de Rubén Cedeño (pag. 108/109). –Edic. Conj.: EDIT. MANIFESTACIÓN
& EDIT. SEÑORA PORTEÑA.
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