CÓDIGO DE
CONDUCTA DE UN DISCÍPULO DEL ESPÍRITU
SANTO
(Largo de la
Sinfonía N*2, de Rachmaninoff)
GUÍA:
Estar siempre conscientes de que aspiramos a la más absoluta expresión
de Dios, para consagrar todo nuestro ser y servicio a este fin, según está
expresado en el Primer Mandamiento.
GRUPO: Aprender la
lección de ser inofensivos: ni en pensamientos, ni en sentimientos, ni en
palabras, debemos hacerle mal a ninguna parte de la Vida. Démonos cuenta de que
las acciones físicas violentas no son otra cosa que la más pequeña expresión
dañina del pecado.
GUÍA:
No agitemos intencionalmente, o sin darnos cuenta, la marejada emocional
de nuestro hermano. Démonos cuenta de que la tormenta a la que sometemos su
espíritu, tarde o temprano regresará a las orillas de nuestra propia corriente
de vida. Lo que más nos conviene es traer la tranquilidad a la Vida y ser como
el salmista, que muy hábilmente lo expresó, diciendo: "Sé un bálsamo sobre
las aguas turbulentas".
GRUPO:
Disociémonos del engaño personal. Jamás permitamos que la
auto-justificación revele que amamos más a nuestro ego que a la "Armonía
Universal". Si estamos en lo cierto, no tendremos que decírselo a nadie.
Si estamos equivocados, pongámonos a orar para pedir perdón. Si nos ponemos a
contemplar nuestro ego, nos toparemos con la subida de la marea de la
indignación, que en la sutilidad de las sombras del Camino de la Rectitud, no
es otra cosa que el "fariseísmo".
GUÍA: Caminemos
gentilmente por el Universo, dándonos cuenta de que el cuerpo es el Templo en
el que mora "El Espíritu Santo", que trae la Paz y la Iluminación a
todas las partes de la Vida. Constantemente mantengamos nuestro Templo en
condiciones limpias y respetables, para que en él pueda habitar El Espíritu de
la Verdad. Respetemos y honremos con digna gentileza a todos los otros Templos,
sabiendo que muchas veces, dentro de un tosco exterior, arde en su interior una
Gran Llama.
GRUPO: Cuando estemos delante de la
Naturaleza, absorbamos con gentil gratitud las bellezas y regalos que este
Reino nos ofrece. No la profanemos con malos pensamientos ni sentimientos;
tampoco por actos físicos que la despojen de su Belleza Virginal.
GUÍA: No hagamos opiniones de los demás, ni
las digamos; sólo después de orar y pedir
guía silenciosamente, podemos darlas si alguien nos las solicita.
GRUPO:
Debemos hablar solamente cuando Dios escoja decir algo a través de
nosotros; si no es así, mantengámonos pacíficamente en silencio.
GUÍA: Convirtamos nuestra vida en el
ritual del cumplimiento de las Leyes Divinas, de forma tan discreta que nadie
sepa que aspiramos a la Santidad, no sea que por esta soberbia, alguna voluntad
exterior dirija su fuerza contra nosotros para apartarnos de nuestro servicio.
GRUPO: Permitamos que nuestro Corazón sea una
canción de agradecimiento por haber escogido expandir Las Fronteras del Más
Alto Reino Espiritual de la Vida, bajo cuyo cuidado estamos.
GUÍA: Permanezcamos siempre ¡alertas!, para
expandir el Reino del Padre hacia toda La Vida, usando las facultades y regalos
que Él nos ha permitido tener.
GRUPO: No reclamemos como nuestro, nada. Ningún
poder ni principado, ni siquiera el aire que respiramos, ni tampoco el Sol, son
nuestros. Usémoslos libremente, sabiendo que sólo a Dios le pertenecen.
GUÍA: Actuemos y hablemos con
prudencia, pero con la dignidad que tiene la Presencia Viva de Dios que mora
dentro de nuestro Templo.
GRUPO: Cuando estemos tratando de hacerle manifestar
la Perfección a alguien que esté angustiado, coloquemos siempre, ante los pies
del "Gran Poder de Dios", todas las facultades de nuestro ser y las
cualidades de nuestra naturaleza.
GUÍA: Hagamos que
nuestras características sean la humildad, la mansedumbre y el servicio
amoroso, pero no permitamos la equivocación de creer que esto es letargo. Tanto
el Señor como su sirviente, al igual que el Sol, están constantemente en
vigilia, emanando los regalos que particularmente tienen a su cuidado.
Largo de la
Sinfonía N*9, de Anton Dvorak)
GRUPO: La Paloma
del Espíritu Santo está sobre mi cabeza, ahora, y se quedará para siempre,
siendo mi Gran Consolador, eternamente, amén.
GUÍA: Gracias,
Espíritu Santo, por derramarnos Tus Siete Dones, haciéndonos salir de las siete
pobrezas y procurando que cumplamos "El Código de Conducta para un
Discípulo del Espíritu Santo".
Del Libro SERVICIOS
(Reducido) (pág. 97-99) - Autor: Rubén Cedeño
Edición
Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN, EDITORIAL PLATEADA & EDITORIAL SEÑORA
PORTEÑA
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