DIEZMO
El Diezmo es una práctica muy sabia y
antigua, que consiste en ofrecer la décima parte de las entradas o ganancias a
Dios, para fines religiosos.
El primero en diezmar fue Abraham, quien
le ofreció al famoso sacerdote Melquisedec, la décima parte de un botín
militar. En "Corintios", dice claramente San Pablo: "Dios ama al dador alegre".
Dios no castiga al que no da el
diezmo, pero hay promesas de bendiciones para el que lo ofrece, como se expresa
en "Deuteronomio":
"Te
abrirá Jehová su buen tesoro".
Afirma: "Dios me abre Su buen tesoro".
Jesús jamás dijo que había que
ser pobre para llegar a Dios; aunque a veces se malinterpretan sus palabras,
les quiero aclarar que Él fue buen amigo de gente muy rica como Lázaro y José
de Arimatea.
Cada vez que en la Biblia se menciona la frase
"pobre de espíritu", se está refiriendo al que no pone su esperanza
ni confianza en los bienes materiales, sino en Dios. Uno puede ser rico y opulento sin estar apegado a la Materia.
Por eso, Jesús expresó:
"Es más fácil a un camello pasar
por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios". Pero se refirió a la intelectualidad, los apegos y a las cosas del mundo
que impiden penetrar en el plano espiritual.
La máxima de todas las riquezas es poseer
la conciencia activa del Cristo Interior, ya que con Él podemos conseguir todas
las demás fortunas. San Pablo le dijo a los Corintios:
"Al que deposita toda la confianza de su provisión en Dios, nunca le
faltará nada"
y dirá con el salmista una afirmación que, cuando la
repitas, Dios te proveerá de toda cosa buena que necesites:
"Jehová
(YO SOY) es mi pastor, nada me faltará".
Puedes decir, cada vez que
precises algo:
"Dios adereza mesa delante de
mí"; y también:
"Mi
copa está rebosando".
Todo el Salmo 23 es un decreto de
provisión y opulencia, que puedes formular cada vez que necesites algo, para
que Dios te lo provea.
Existe una Ley Universal -la de Vibración-
que enuncia: "todo vibra, lo igual atrae lo igual".
Al
que tiene conciencia de prosperidad, por Ley de Vibración, le viene más y más;
pero aquel que se limita y está contando los centavos para ver en qué ahorra,
no tendrá mucho. Jesús enseña esto de la siguiente forma: "Porque a todo el que tiene, le será dado
y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado".
Por eso, la clave de la
prosperidad es no deberle a nadie ni un centavo. San Pablo dice, en la "Carta
a los Romanos": "No
debáis a nadie nada, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley ".
Dios es todopoderoso. Él es
capaz de convertir instantáneamente tu pobreza y carencia en la más grande de
las opulencias; sólo basta que tengas fe y pongas tus asuntos en manos del
Padre,
que "Dios proveerá".
Cada vez que veas que te falta
algo, afirma:
"Mi
mundo lo contiene todo".
Si ves que estás quedando sin
suministro, di:
"Dios proveerá".
Cada día repite: "El día de hoy está cubierto",
y si el de hoy está cubierto, lo estarán todos los demás, porque cada día,
cuando lo vives, es hoy.
Del Libro PROVISIÓN (pág. 29-31) - Autor: Rubén Cedeño-Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL
SEÑORA PORTEÑA
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