EJERCICIOS DEL RAYO DORADO
No podemos
volver a decir más nunca mientras vivamos:
"Yo no sé. No sé nada de
esto".
Eso cierra las puertas de acceso a la Sabiduría de lo que
requerimos saber. Tomemos una actitud contraria y digamos:
"La Sabiduría
Divina dentro de mí, sabe esto".
"La Sabiduría Divina dentro de mí,
resuelve esto ahora mismo".
Todo el que
desenvuelve la Sabiduría está cerca de DIOS. Para que constantemente estemos
cultivando la Sabiduría, repitamos siempre:
"Yo Soy la Sabiduría de la
Mente de Dios".
Desplegando las manos desde arriba hacia los lados,
digamos:
"Yo Soy desplegando la Gloria de la Sabiduría".
El
Rayo Dorado produce gloria en todo el que lo invoca.
Los santos que vemos en la
Gloria llegaron a esto gracias al Rayo Dorado.
Con la mano
en el pecho, digámosle al corazón:
"Yo Soy la Sabiduría del Amor
Eterno".
"La Perfecta Sabiduría Divina hace latir de forma perfecta
mi Corazón, y hace desaparecer ya, toda apariencia de hipertensión, arritmia o
taquicardia, restableciendo su perfecto funcionamiento ahora. Gracias
Padre".
"Toda la vida circundante es atraída hacia mí, ya que soy un
centro de Pura Sabiduría desde la mente de Dios".
Con las palmas de las manos hacia adelante, repitamos:
"Yo Soy el Imán Cósmico de la Sabiduría".
Cuando uno invoca y
realiza la Sabiduría, se convierte en un ser que atrae, como si fuera un imán,
a cientos de personas para bañarlas en la Gloria y Esplendor de la Sabiduría.
Esto es lo que muchos han llamado Magnetismo Personal.
Moviendo
las palmas de las manos hacia afuera, digamos:
"Yo Soy un dador de
Sabiduría".
El que tiene la Sabiduría de algo, la da, la reparte,
aunque viva yendo a diferentes sitios de la Tierra; y aunque tenga que valerse
de sus glorias personales, su renombre y su dinero para introducirse en el
mundo, lo hace, pero jamás le niega la Sabiduría a nadie.
Cada vez
que emprendamos algo, digamos:
"Yo Soy un Maestro Constructor".
Todos
los Sabios son constructores de hogares, familias, escuelas, universidades,
maneras de ser; les place generar movimientos filosóficos, escuelas,
bibliotecas y todo lo que beneficie a los seres humanos.
Jesús dice
que quien tiene una lámpara encendida, no la coloca debajo de la mesa ni de la
silla, sino en lo alto, para que alumbre a todo el mundo. Por eso, toda persona
que invoca o trabaja con la Sabiduría, porta esa luz a todos los rincones de la
Tierra, aunque lo critiquen por vivir haciéndolo.
Repitamos constantemente:
"Yo
Soy el Portador de La Luz".
Poniendo la mano en el lugar donde precisemos
curación, hagamos la siguiente afirmación:
"La Perfecta Sabiduría de
DIOS restituye el funcionamiento saludable de
_____________________________________ en mi cuerpo, ahora, borrando toda
apariencia de enfermedad, dondequiera que sea.
Cada vez que tengamos que recordar algo, estemos en un
exámen o debamos dar una conferencia, pongamos nuestra mano derecha en la
cabeza, con la palma de la izquierda hacia arriba, y digamos:
"La
Sabiduría de DIOS me envuelve de pies a cabeza, trayendo a mi vida toda la
iluminación, inteligencia y memoria que requiero en este momento".
Visualicémosnos
envueltos en un Rayo de Luz Dorada.
Parémonos
firmes en el lugar donde estemos necesitando firmeza y poder, y hagamos este
decreto del Maestro El Tibetano:
"Yo, en el punto sostengo. Yo, en el
punto atraigo. Yo, en el punto dirijo, elijo y domino. Yo, en el punto amo a
todos, atrayéndolos al centro y marchando adelante con los puntos que avanzan
hacia el Gran Centro donde permanece el punto UNO".
Ante una
situación aparentemente difícil con el ordenador, podemos hacer el siguiente
tratamiento:
"La Sabiduría Divina dentro de mí, atrae a mi mundo,
ahora, todo el Saber sobre Informática (ordenador) que yo necesito para
resolver esto perfectamente, en este momento. Gracias Padre".
Así como
se puede aplicar este tratamiento para resucitar todo el saber sobre
informática que uno requiere, de la misma forma, puede hacerse para ingeniería,
música, matemáticas, pedagogía, pintura, cosmetología, medicina y demás
ciencias del saber que se precisen en un momento dado.
Del Libro RAYO DORADO (pág. 127-129) - Autor: RUBÉN
CEDEÑO
Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN &
EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
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