PADRE…
EN TUS MANOS
ENCOMIENDO MI ESPÍRITU
Cuando el abandono, la condenación, la sed, la
soledad y la desesperación por la injusticia nos llegan, la única forma de
solucionarlo es diciendo lo que Jesús en la cruz:
”Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu”.
La perfecta renuncia es entregárselo todo al Padre;
negar la personalidad, que es la que sufre, se queja, se siente abandonada,
insultada y desesperada.
Haciendo esto veremos milagros, porque cuando le
dejamos las cosas a Dios a cabalidad, sin meternos a ver cómo van, como Él es
tan sabio y amoroso, lo compone todo.
Los problemas no se solucionan con el ego, queriendo
controlarlo todo.
TODO
ESTÁ CONSUMADO
Cuando
se ha concluido algo a cabalidad, sin que quede nada pendiente, uno se va y
deja todo en manos del Padre, diciendo como
Jesús:
“Todo
está consumado”.
Hagamos
todo nuestro trabajo con tal perfección, exactitud y pulcritud, que podamos
entregárselo a la Divinidad sin enmiendas, inexactitudes, retroactivos ni
ninguna de esas cosas. Jesús, en vez de protestar por lo que le estaba pasando,
parecía estar invadido de una gran satisfacción, que le traía paz a su alma, al
decir:
“Ya está hecho lo que tenía que hacer, así que
me puedo marchar tranquilo”.
Del libro: “JESÚS”, de Rubén Cedeño
(pag.228/229)Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN DEL GRUPO METAFÍSICO DE
CARACAS SEDE CENTRAL&EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
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