OBSERVACIÓN
EMOCIONAL
Observemos, percibamos la gama de
emociones de toda índole que hay dentro de nosotros, que se mueven en nuestro
interior, y las emociones de los seres humanos que nos rodean, siendo
completamente sensibles.
Volvámonos puro escuchar; sintamos todo, hasta lo más
imperceptible; veámoslo todo, hasta lo más insignificante. Cuando nos
disgustemos, observemos esa rabia; cuando lloremos, observemos esas lágrimas y
el dolor profundo que sentimos; cuando amemos, observemos ese amor en todas sus
sutilezas y arranques repentinos, y el placer que nos produce; cuando estemos
alegres, observemos esa alegría, riéndonos y brincando.
Observemos nuestro odio, incultura,
agresividad y complicación. Podemos observar toda la agresividad que existe cuando
vamos manejando, se nos atraviesa alguien, y le gritamos un insulto. Debemos
oír la plenitud de nuestro propio grito, de ese insulto, de esa mala palabra,
observándola completamente; hay que vivenciar eso, y nadie nos puede decir qué
se siente, debemos vivirlo, para ver la plenitud de aquel odio. Veremos algo,
por nosotros mismos, que nos sorprenderá: no vamos a ser capaces de volver a
odiar otra vez.
Nos espantaremos cuando nos demos cuenta
de que alguien nos vino a visitar, a darnos amor, y por estar imbuidos en
nuestras labores, trabajando obsesivamente, perdimos el disfrute de la compañía
de ese ser amado.
Cuando estamos completamente atentos,
observando plenamente, y somos injustamente tratados, calumniados, invadidos,
maltratados, traicionados, engañados, OBSERVAMOS el hecho sin el "yo
personal" que condena, sin calificación, sin juicios ni arquetipos;
entonces, podemos darnos cuenta de que el hecho no se registra en nuestra
mente, no se graba, no pasa a formar parte del inconsciente, del pasado, ni nos
mueve emocionalmente; surge espontáneamente el AMOR COMPASIVO, sin necesidad de
invocar nada. Uno se convierte en la
Ley del Perdón y del Olvido.
Del Libro RAYO DORADO (pág.
41-42) - Autor: RUBÉN CEDEÑO
Edición Conjunta: EDITORIAL
MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
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