RADIACIÓN
Cuando en
invierno se paran cerca de un calefactor, sienten el calor aunque la vista
física, por lo general, no ve la sustancia que compone las ondas caloríficas.
Igualmente sienten la luz y el calor del sol físico, y todos conocen los
diversos aromas agradables que emanan de los alimentos cuando son preparados.
Todo esto es radiación.
Los seres
humanos, los animales y las plantas irradian constantemente, y la sustancia que
emana de sus formas físicas afecta a todas las demás criaturas vivientes por
doquier en el planeta.
Nos estamos esforzando por llevar al ser humano a un
punto donde la radiación de sus cuerpos sea armoniosa, relajada y pacífica, de
manera que, cuando estén cerca unos de otros, sean elevados, equilibrados y
enriquecidos.
De esa
manera, puede verse que aquello que sale de los cuerpos de los seres humanos en
pensamiento, sentimiento o palabra hablada, afecta a toda la vida en el
planeta: hombres, animales y plantas por igual.
Humildemente, les recuerdo a
mis amados chelas que practiquen siempre la conciencia y se empeñen por
expresar y expandir únicamente una radiación confortadora, que es tan sanadora
como la luz del sol.
Dentro de
la Energía Divina que emana del corazón de la propia Presencia "YO
SOY", está el poder de la vida
eterna y la única fuerza sanadora en el universo.
Suficiente cantidad de esta
fuerza electrónica proveniente del Corazón de Dios atraviesa el cuerpo del ser
humano a cada segundo, como para sanarlo y liberarlo por completo (y a la
humanidad entera) de toda aflicción.
Cada chela
tiene que aprender y conocer, por medio de la conciencia concentrada, el poder
que yace dentro de su propia vida y templo corporal.
Cuando a ese poder se le
permite desenvolverse, sin duda ni interferencia alguna de la personalidad, se
manifiesta como el servidor voluntario del ser humano, cuya conciencia es
constantemente mantenida en lo alto.
Para
entender plenamente el poder de la radiación, uno debe entrar a la actividad de
la cuarta dimensión, donde los rayos invisibles pero poderosos están vibrando
constantemente desde que la Vida Divina los manifiesta.
No existen
objetos inanimados; no existe lugar en este universo donde no haya movimiento,
vibración o inercia.
Todos los
electrones que forman los átomos, visibles e invisibles, están pulsando
constantemente con el latido del Padre. La radiación es la acción vibratoria de
esos electrones.
El ser
humano debe permitir que la energía de sus cuerpos preste su servicio cósmico, con
tanta exactitud como el pájaro que canta o la flor que se abre.
Así como
los hogares de esta Tierra tienen un cableado y tuberías para alumbrar y
calefaccionar la casa, igualmente, el Sistema Solar está sostenido por Rayos de
Energía conscientemente dirigidos desde Focos o Centros Irradiantes ubicados en
ciertos puntos del Universo, algo parecido a las lámparas y radiadores de un
hogar terreno.
Estos centros irradiantes son dispensadores de corrientes que
fluyen constantemente por la atmósfera de este Universo.
Ustedes
pueden tener ahora toda la electricidad necesaria en sus hogares, o todo el
vapor en las tuberías, pero si no cuentan con una salida, el hogar permanece
oscuro y sin calefacción.
Del mismo
modo, el Universo está lleno de Luz, y las "salidas" proveen la
puerta abierta a través de la cual se expresa esta Luz.
Las grandes
Constelaciones Cósmicas, los Elohim, el Amado Helios, Venus y la Estrella del
Amor, representan grandes Focos Divinos de Luz.
Entre las "salidas"
menores encontramos a los Seres Angélicos, Querúbicos y Seráficos, los Maestros
Ascendidos, los líderes de Santuarios y los estudiantes.
Todos ellos son
grandes Focos Divinos de Luz, con la diferencia de que no permanecen estáticos
como es el caso de los instrumentos de radiación en el mundo físico (según se
expresó anteriormente), sino que crecen, se expanden y, mediante el poder de
contagio, hacen que otros focos se enciendan alrededor de ellos.
Cada uno de
ustedes -Mis fieles, amados e inquebrantables chelas- es una "salida"
de este tipo, y hay muchas vidas que inconscientemente dependen de la radiación
de la Luz de ustedes.
De este modo, prescindiendo de cúan humilde pueda ser la
circunstancia que atraviesan en esta Tierra, no vayan a pensar que ustedes no
son importantes.
La apariencia externa en este mundo de ilusiones es
intrascendente; todos y cada uno de ustedes, a través de quienes fluye el
Aliento de Mi Vida, es de gran valor para Aquellos que estamos en el Estado
Ascendido invisible.
Ustedes constituyen la "salida" física a esta
Tierra por medio de la cual fluyen Nuestra Luz y Bendiciones.
Algunos de
ustedes, amados corazones, "se destacan", y puede que sean el único
individuo en su comunidad inmediata que recibe estas humildes palabras Mías,
pero tanto mayor será Mi gratitud y Mi Bendición para ustedes, cuando se paran
como una "salida solitaria".
Ghandi
aprendió, a través de la devoción y de mucha contemplación, que su fuente
espiritual y su más grande servicio era ser un conductor silencioso de la
Esencia de Paz, Equilibrio, Armonía y Luz para su gente.
Ustedes también son un
poderoso centro irradiador, y la Luz de su Ser fluye constantemente, abriendo
canales a través de la sustancia densa y pesada que conforma la atmósfera
natural de su localidad.
Del Libro ESÍRITU SANTO (pág. 342-345) - Autor:
SANTO AEOLUS
Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN &
EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
No hay comentarios:
Publicar un comentario