DESDE EL JARDÍN
El árbol frutal ya adulto y plenamente desarrollado tiene que pasar
por distintas etapas antes de que sus ramas lleguen a encontrarse cargadas con
Sustancia-Luz Universal transmutada en una delicadeza particular que manifieste
su servicio maduro a la Vida.
protección y nutrición para la Vida.
Al igual que el árbol frutal, el Maestro Ascendido transmuta e irradia
pura Energía de Vida de una manera particular para enriquecer al Universo.
Cuando ustedes recogen en su jardín, o compran en el mercado, una
fruta madura o un vegetal, es correcto pensar que la naturaleza ha invertido
agua, aire, sol y tierra pacientemente, con el conocimiento de una futura cosecha
que será impersonalmente beneficiosa para algún miembro de la raza, que
disfrutará del enriquecimiento temporal de la fruta o el vegetal.
Así también la naturaleza, las Fuerzas de los Elementos e innumerables
legiones de Seres Ascendidos invierten voluntariamente (y sin recibir
agradecimiento alguno por ello) horas, días y años en la preparación y
alimentación espiritual de miembros de la raza humana que han llegado a conocer
y reconocer a sus Hermanos Ascendidos de la Luz, de manera que estos viajeros
en el Sendero sean lo suficientemente sensatos y fuertes, y estén dispuestos a
ayudar a los “rezagados”, al mismo tiempo que tratan de escalar la Colina del
Logro.
El jardinero, con el conocimiento seguro de sus futuras cosechas, no
condena a los primeros retoños delicados, sino que les prodiga un cuidado tan
amoroso como el que le da a los jardines y huertos ya maduros.
Tampoco condena el ganadero los retozos jubilosos y la tontería
aparente de las ovejas o los recién nacidos, sino que observa pacientemente su
crecimiento y desarrollo.
Mis chelas, que trabajan en la viña del Padre, tienen que asumir
igualmente una perspectiva a largo plazo, y paciente, desprendida, constante y
discretamente –por medio del pensamiento, la palabra y el ejemplo personal-,
deben preparar a cada delicado retoño que contactan diariamente, para esa
futura cosecha de Luz.
Mi amor los envuelve, Mis chelas.
Ustedes también son Mis “delicados retoños” en diversos grados de
crecimiento, desarrollo y madurez.
Del libro: “Espíritu Santo”, de Santo Aeolus; pág. 134/135
Edición conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA
PORTEÑA.
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