TÚ ERES SALUD
Ante cualquier temor a enfermarte o a
alguna enfermedad, di primero: “Yo no
acepto esto, ni para mí, ni para nadie”. Luego repite: “Yo Soy Salud porque Dios es Salud, y le digo a todo virus: fuera de
aquí, tú no tienes poder sobre mí, ni sobre nadie. Por el más grande Poder de
Dios en mí, te digo: disuélvete, vuélvete Luz, Luz Salutífera, Luz de Salud,
Luz de Dios”. Si esta invocación la acompañas visualizando una Luz de Color
Verde alrededor de todo tu cuerpo o de la persona que tenga la apariencia de
enfermedad, aligerarás todo el proceso de sanación de forma sorprendente.
Del libro: “Cúrate a ti mismo”, de Rubén Cedeño. EDITORIAL MANIFESTACIÓN,
EDITORIAL DIOSES MERÚ & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.
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