PADRE,
PERDÓNALOS
A la par de la gran crueldad que se estaba
cometiendo con Jesús, haciéndolo padecer tanto, está el perdón y la humildad
más grande que se haya visto jamás.
Jesús le dijo a esos mismos que lo
torturaban:
“Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
No importa lo que nos hagan sufrir o el
tamaño del daño infringido, no maldigamos ni pensemos en vengarnos, PERDONEMOS.
Sin perdón no vamos a llegar a ninguna
parte.
Digámosle a ese que nos ha hecho lo peor que
se le puede hacer a un ser humano: “Te
perdono”.
No importa si al principio el Perdón no nos
sale sinceramente; mientras más lo ejercitemos, mejor lo haremos, hasta que
lleguemos a perdonar de todo corazón como Jesús.
Esta es la clave oculta de este grandioso
suceso del perdón de Jesús.
Esta es la más grande instrucción que
Maestro alguno haya dado a la humanidad.
Lo que hizo que
Jesús resucitara, no fue el hecho de que lo crucificaran, sino que perdonara.
Fue el Perdón
lo que llevó a Jesús al cielo.
“Jesús”, Rubén Cedeño. –Edic.
conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.
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