PERDÓN
Siempre debemos perdonar los agravios y lo negativo que nos puedan
hacer.
Perdonemos tan simultáneamente como el daño mismo sucede.
Sin perdón no hay progreso.
Perdón y olvido son una misma cosa.
A lo perdonado, olvidado.
Siempre hay que tener la “Buena Voluntad” de arreglar y perdonar toda
situación inarmoniosa surgida con los demás, no importa lo grave que haya sido.
Cada vez que alguien en un problema, litigio o prueba, nos pida
perdón, démoslo;
y si después de perdonado nuevamente nos lo vuelve a pedir, otra vez
hay que volver a perdonar.
Pidamos perdón a diario por todo ya que a veces no nos damos cuenta cuando ofendemos.
Toda represión, persecución, calumnias, críticas perversas que genera
alguien contra nosotros con el afán de destruirnos, son para hacernos crecer en
paciencia, humildad, recogimiento, interioridad y “PERDÓN”.
“Te doy mi amor y mi perdón para bendecirte y prosperarte”.
Del
libro: CÓDIGOS DE LA VIVENCIA ESPIRITUAL,
de Rubén Cedeño. –Edición Conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA INDEPENDENCIA.
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