LA
INCORFORMIDAD Y LA QUEJA
Son una enfermedad del alma que impide que
la energía de Dios, toda dadora de bienestar, opulencia, confort, felicidad y
plenitud, se manifieste.
El sólo hecho
de quejarse cierra la puerta a aquello bueno que deseamos se manifieste.
Lo contrario de
la queja es el agradecimiento.
Si nosotros nos damos cuenta de todo lo que
no tenemos y nos quejamos, ¿por qué igualmente no nos damos cuenta de todo lo
que tenemos y lo agradecemos?
Si hacemos una cosa deberíamos hacer la
otra.
Veamos la parte llena del vaso y no la
vacía.
“Gracias Padre”
– Rubén Cedeño. –Edición conjunta: METAFÍSICA SEDE CENTRAL &
METAFÍSICA IBÉRICA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario