CAMBIANDO LAS COSAS CON LA VIBRACIÓN
La frecuencia vibratoria de una persona que vive pensando en positivo,
reconociendo “El Cristo”, invocando los Rayos, perdonando con la “Llama Violeta”,
es tan grande que, cuando pasa por un lugar, impregna el sitio con un
continente de altas vibraciones que puede transformar un ambiente, simplemente
con su presencia.
Solo con mirar, visualizando perfección, irradiando felicidad con su
sonrisa o paz con su rostro, diciendo palabras positivas, logra polarizar los
estados físicos, emocionales y mentales del sitio, transmutando negatividades,
llenando a la gente de fe, esperanza, ganas de vivir, entusiasmo y buen humor.
Esto es lo que pasa cuando aparece un verdadero metafísico o maestro,
o cuando uno va a un lugar donde este vive o vivió; se impregna de altísimas
vibraciones.
Por Vibración, cuando las hélices de un avión están detenidas, se ven
las aspas; pero si comienzan a girar, se observan como un disco, y llega un
momento, cuando giran muy rápidamente, que no se ve nada debido a la vibración
tan alta.
A medida que la vibración se eleva, los objetos se vuelven invisibles;
por eso, a lo muy elevado se le dice “espiritual” y no se lo ve.
Tú puedes decir:
“No acepto, ni para mí ni para nadie,
ninguna vibración menor que la armonía y la perfección.
Mi vibración es de armonía, belleza y
perfección”.
“Pilares de la Metafísica”; Rubén Cedeño. – Edición conjunta: GPO EDIT. METAFÍSICA & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.
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