OBSERVANDO SIN
CALIFICAR
Cuando se observa sin calificar, cualificar,
etiquetar, fragmentar o conflictuar, se va más allá de la mente.
Cuando no calificamos, hacemos silencio en
la meditación, solamente observando en soledad y quietud, sobreviene una mudez
mística y sobrecogedora, llena de Amor Compasivo, que inunda TODO lo que nos
rodea, produciendo una Paz que aquellos que se acercan perciben y que los
bendice.
Podríamos ocuparnos
de ese estado de alerta en que estamos, observándonos y observando las cosas
que nos rodean.
El principio
del desarrollo está en la percepción de lo que es Dios y la manifestación de
sus Siete Aspectos, en el ser, la existencia, la vida, la luz; y esto se
percibe solamente mediante la Observación.
Rubén Cedeño; “Rayo Dorado”. - Edición conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT.
SEÑORA PORTEÑA.
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