PLENA
OBSERVACIÓN
Hay momentos de la vida en los que estamos
en plena observación y consciencia, como cuando una madre tiene un niño que
llora y se lo pega al pecho para amamantarlo, y sin cuestionamientos saca su
teta y le da de mamar; allí está la totalidad del ser de esa madre, hay
observación, porque ella mira absorta a su niño mamando, hay un inmenso amor
profundo, hay entrega y plenitud.
Cuando el muchacho llama a la novia por
teléfono, le dice que por fin la va a ver, y se encuentran en una plaza o
detrás de una pared, se ven a la cara, se tocan, no hay agresividad, sino
muchísimo amor, una gran observación; se miran completamente, sienten
absolutamente cada roce del cuerpo, se entregan totalmente y hay plenitud.
Cuando vamos en auto por una carretera
hermosa y contemplamos el brillo del sol, el color de la Naturaleza, la brisa y
el sonido de las cosas, hay una observación muy grande.
Igualmente, cuando nos quedamos extasiados
ante la figura de una imagen religiosa, un maestro, alguien que nos instruye.
Rubén Cedeño; “Rayo Dorado”.
Editorial Manifestación & Editorial
Señora Porteña.
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