EN NUESTRO
INTERIOR, CONFORMEMOS UNA BRILLANTE PIRÁMIDE DE CRISTAL
La Pirámide está conformada por cuatro
triángulos de cristal, que representan los cuerpos físico, etérico, astral y
mental purificados; también simboliza los cuatro puntos cardinales hacia donde
se debe expandir la conciencia, teniéndola integrada dentro del Ser;
igualmente, son los cuatro Pilares de la Metafísica.
Pero hay que ponerse a ver si esos cuerpos,
la expansión hacia cada punto cardinal y los Pilares están en nuestra
conciencia de forma transparente, como los lados de la Pirámide.
Una cara de la “Pirámide de Cristal” es
nuestro mundo físico, que debe ser totalmente cristalino; sin mentiras, de
estar empañado por algo, hay que dedicarse a purificarlo.
El cuerpo etérico es otra de las caras de la
“Pirámide”, y ha de ser devuelto a su estado cristalino; debe dejar de estar
oscuro, abandonando la dieta carnívora, de químicos y comida chatarra, y
comiendo saludablemente.
Otra cara de la “Pirámide” es el mundo
emocional, que debe dejar de ser una barahúnda incomprensible de confusiones de
diversas índoles, y debe ser aquietado, para que solo refleje bondad y
agradecimiento a la vida por todo lo bello y bueno que se recibe.
La última cara de la “Pirámide” representa la
mente, que debe ser totalmente transparente, con pensamientos positivos, de
bondad, sabiduría, amor, belleza, verdad, paz y perdón.
La “Pirámide de
Cristal” lleva en su centro una bola de cristal, que simboliza el “Cristo
Interno”.
La observación
de la vida desde tu mente de cristal, para el desenvolvimiento Crístico
proyectado hacia los cuatro vehículos de forma transparente, va a ser un
proceso eterno, continuo, de cada día.
Rubén Cedeño: libro: “Rayo Blanco”.
Editorial Manifestación & Editorial
Señora Porteña.
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