MAESTROS ASCENDIDOS Y FACILITADORES
Por Mario Aguilera
Asunción (Paraguay), 11 de Junio de 2013
Al transitar la vida y empezar a darnos cuenta de las cosas, comprendemos que tienen que haber situaciones, sucesos, virtudes que desconocemos, y comenzamos a buscar respuestas en conferencias, grupos, escuelas, religiones, filosofías. Luego de un tiempo concienciamos que es imprescindible la presencia de alguien que nos guíe, oriente y enseñe en este proceso, dado que, como el camino es incierto, podemos cometer muchísimos errores en nuestra búsqueda de respuestas, y es en ese momento en que elegimos a alguien físico que lo haga, dado que contactar la presencia visible y tangible de los Maestros Ascendidos en esas primeras etapas es prácticamente imposible hasta que no se haya atravesado la Primera Iniciación Mayor.
En ese proceso nuestro facilitador nos guía para que podamos despertar nuestra conciencia a la Luz de Dios que nunca falla. Pero, al transcurrir del tiempo, y con unos pocos conocimientos que hemos aprendido y unas ínfimas vivencias de transformación, surge en la mente del estudiante el orgullo que empieza a jugar en contra del mismo, haciéndole creer que ya todo lo puede y que no necesita más guía externa.
Esto es producto de un proceso natural que tiene el cerebro. Cuando se almacenan conocimientos, nuestro cerebro produce conexiones entre las neuronas para almacenar información. Cuando se recibe un conocimiento nuevo que descarta el anterior, el cerebro tiene que reconectar neuronas para almacenar la nueva información en lugar de la antigua, y mientras más niveles de conocimientos se tengan y más estudios se hayan trabajado, es mayor el nivel de reconexión que el cerebro tiene que hacer, entonces surge la queja y la excusa para tratar de evitar tener que realizar la reconexión.
En nuestro proceso de aprendizaje en un desarrollo espiritual y al conseguir un facilitador que nos ayude en nuestra clarificación, esas situaciones de reconexión se presentarán más seguido, ya que nuestro facilitador (si es bueno en su trabajo) estará permanentemente corrigiéndonos para que podamos avanzar más rápido en nuestra transformación interior y poder conseguir nuestra ascensión en la Luz de Dios que nunca falla en esta encarnación.
En esos momentos, las energías siniestras (que no quieren que nosotros progresemos porque emitiríamos más luz y ellas desaparecerían) se inmiscuyen en el proceso haciendo que utilicemos las mismas enseñanzas que hemos aprendido en contra de quienes nos están guiando, y, hábilmente, con extractos de enseñanzas verdaderas mezcladas en determinado orden, justificamos el accionar negativo para no cambiar.
Esto es totalmente nefasto para quien se deja influenciar, ya que pierde el foco directriz y se termina apartando de su facilitador y su grupo. Eso es lo que buscan las energías siniestras, porque, al apartar al estudiante de la luz de todo el grupo y su facilitador, es más fácil controlarlo y manipularlo.
En la Metafísica se promueve la libertad, que es la base de la Enseñanza del Maestro Saint Germain, pero no quiere decir que no tengamos alguien que nos guíe, o que no tengamos facilitador. Ser libre no implica andar sólo en la vida sin guía. Si conducimos un automóvil, el uso de un GPS (que es una guía de la ruta más rápida o más corta hacia un destino) no implica que siempre tengamos que depender de él. Podemos seguir sus indicaciones o no, es nuestro libre albedrío; pero sin esa guía o la de alguien, se vuelve muy difícil llegar a destino.
TODO SER ASCENDIDO HA TENIDO A ALGUIEN QUE LO GUÍE EN EL PROCESO DE ASCENSIÓN. ESTO HA EXISTIDO SIEMPRE.
Toda religión, escuela o filosofía seria, tiene y ha tenido esta estructura de Facilitador-Alumno. Es lo que se conoce comúnmente como sucesión discipular. Es la estructura y el funcionamiento básico por la cuál dependen todas estas organizaciones. En la Metafísica también existe esta organización, aunque eso sí, sin líder autoritario. Nos movemos en una organización sin estructuras rígidas.
Quiera Dios que todo ser humano pueda tener una guía espiritual lo más pronto posible. Y si ya tienes un facilitador físico que te guíe, cuídalo como la más preciada joya que podrías tener, da gracias a Dios por dicha bendición, presta oído a sus indicaciones y permanece atento a que ninguna fuerza siniestra te desvíe de ese camino de luz.
Que el bendito Maestro Saint Germain nos ilumine en este camino de libertad.
Muchas gracias.
— .Por Mario Aguilera
Asunción (Paraguay), 11 de Junio de 2013
Al transitar la vida y empezar a darnos cuenta de las cosas, comprendemos que tienen que haber situaciones, sucesos, virtudes que desconocemos, y comenzamos a buscar respuestas en conferencias, grupos, escuelas, religiones, filosofías. Luego de un tiempo concienciamos que es imprescindible la presencia de alguien que nos guíe, oriente y enseñe en este proceso, dado que, como el camino es incierto, podemos cometer muchísimos errores en nuestra búsqueda de respuestas, y es en ese momento en que elegimos a alguien físico que lo haga, dado que contactar la presencia visible y tangible de los Maestros Ascendidos en esas primeras etapas es prácticamente imposible hasta que no se haya atravesado la Primera Iniciación Mayor.
En ese proceso nuestro facilitador nos guía para que podamos despertar nuestra conciencia a la Luz de Dios que nunca falla. Pero, al transcurrir del tiempo, y con unos pocos conocimientos que hemos aprendido y unas ínfimas vivencias de transformación, surge en la mente del estudiante el orgullo que empieza a jugar en contra del mismo, haciéndole creer que ya todo lo puede y que no necesita más guía externa.
Esto es producto de un proceso natural que tiene el cerebro. Cuando se almacenan conocimientos, nuestro cerebro produce conexiones entre las neuronas para almacenar información. Cuando se recibe un conocimiento nuevo que descarta el anterior, el cerebro tiene que reconectar neuronas para almacenar la nueva información en lugar de la antigua, y mientras más niveles de conocimientos se tengan y más estudios se hayan trabajado, es mayor el nivel de reconexión que el cerebro tiene que hacer, entonces surge la queja y la excusa para tratar de evitar tener que realizar la reconexión.
En nuestro proceso de aprendizaje en un desarrollo espiritual y al conseguir un facilitador que nos ayude en nuestra clarificación, esas situaciones de reconexión se presentarán más seguido, ya que nuestro facilitador (si es bueno en su trabajo) estará permanentemente corrigiéndonos para que podamos avanzar más rápido en nuestra transformación interior y poder conseguir nuestra ascensión en la Luz de Dios que nunca falla en esta encarnación.
En esos momentos, las energías siniestras (que no quieren que nosotros progresemos porque emitiríamos más luz y ellas desaparecerían) se inmiscuyen en el proceso haciendo que utilicemos las mismas enseñanzas que hemos aprendido en contra de quienes nos están guiando, y, hábilmente, con extractos de enseñanzas verdaderas mezcladas en determinado orden, justificamos el accionar negativo para no cambiar.
Esto es totalmente nefasto para quien se deja influenciar, ya que pierde el foco directriz y se termina apartando de su facilitador y su grupo. Eso es lo que buscan las energías siniestras, porque, al apartar al estudiante de la luz de todo el grupo y su facilitador, es más fácil controlarlo y manipularlo.
En la Metafísica se promueve la libertad, que es la base de la Enseñanza del Maestro Saint Germain, pero no quiere decir que no tengamos alguien que nos guíe, o que no tengamos facilitador. Ser libre no implica andar sólo en la vida sin guía. Si conducimos un automóvil, el uso de un GPS (que es una guía de la ruta más rápida o más corta hacia un destino) no implica que siempre tengamos que depender de él. Podemos seguir sus indicaciones o no, es nuestro libre albedrío; pero sin esa guía o la de alguien, se vuelve muy difícil llegar a destino.
TODO SER ASCENDIDO HA TENIDO A ALGUIEN QUE LO GUÍE EN EL PROCESO DE ASCENSIÓN. ESTO HA EXISTIDO SIEMPRE.
Toda religión, escuela o filosofía seria, tiene y ha tenido esta estructura de Facilitador-Alumno. Es lo que se conoce comúnmente como sucesión discipular. Es la estructura y el funcionamiento básico por la cuál dependen todas estas organizaciones. En la Metafísica también existe esta organización, aunque eso sí, sin líder autoritario. Nos movemos en una organización sin estructuras rígidas.
Quiera Dios que todo ser humano pueda tener una guía espiritual lo más pronto posible. Y si ya tienes un facilitador físico que te guíe, cuídalo como la más preciada joya que podrías tener, da gracias a Dios por dicha bendición, presta oído a sus indicaciones y permanece atento a que ninguna fuerza siniestra te desvíe de ese camino de luz.
Que el bendito Maestro Saint Germain nos ilumine en este camino de libertad.
Muchas gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario