RAYO DORADO
En el Nombre de la Divina Presencia de Dios "YO SOY", invocamos la Presencia de los Santos Seres de Luz del Rayo Dorado.
Llevemos la atención al Corazón, y visualicemos esto que dice la Madre Teresa de Ávila:
-"Considera tu Alma como un castillo, todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. Y a mitad de todas éstas está la más principal que es donde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el Alma. Si este castillo es el ánima, claro está que no hay para qué entrar, pues se es él mismo. La puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración”
Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.
Pongamos en práctica estos preceptos que el Amado Koot Hoomi nos dio como San Francisco de Asis:
-“Oh, Señor, haz de mí un instrumento de Tu Paz. Donde haya odio, que yo lleve el Amor.
Donde haya ofensa, que yo lleve el Perdón.
Donde haya discordia, que yo lleve la Unión.
Donde haya duda, que yo lleve la Fe.
Donde haya error, que yo lleve la Esperanza.
Donde haya tristeza, que yo lleve la Alegría.
Donde están las tinieblas, que yo lleve la Luz.
¡Oh, Maestro!, haced que yo no busque tanto a ser consolado, sino a consolar; a ser comprendido, sino a comprender; a ser amado, sino a Amar.
Porque es dando que se recibe; perdonando, que se es perdonado; muriendo, que se resucita a la Vida Eterna”
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