Las personas en general, y los "estudiantes espirituales", sin darse cuenta se habitúan a vivir dentro de su "Círculo Personal", y llega un momento en que se encierran dentro de él psicológica y emocionalmente de manera hermética.
El "Círculo Personal" lo conforman: la casa de la persona, todas sus cosas. Lo que esto ocupa y conlleva; el trabajo, los empleados y compañeros de labores, con todas sus complicaciones, tanto de conjunto como de cada uno por separado, la pareja estable o del momento, y la carga emocional que esto mueve y absorbe, sumado a los propios problemas, los problemas de la pareja.
Otro asunto que absorbe dentro del "Círculo Personal" es la situación económica y lo complicado que resulta resolver muchos de sus aspectos, para conseguir el suministro o completarlo para que alcance. A veces, si se es instructor, los discípulos, pasan a formar parte de este "Círculo Personal".
Cuando se es un "participante espiritual" y se está encerrado en el "Círculo Personal", a veces, a duras penas uno se escapa de él, una o dos veces a la semana, para ir a la charla que da el facilitador, y si acaso, poder organizar aquí o allá una charlita de su parte.
Sucede que estamos tan embebidos en el "Círculo Personal", que eso hace que lleguemos con el tiempo justo o tarde a las charlas, y no tengamos una dedicación contundentemente esmerada; le dedicamos a la Enseñanza solo las horas contadas, y el resto del tiempo, al "Círculo Personal". Claro, toda la energía la absorben los asuntos del "Círculo Personal". No tenemos presente que todos los asuntos del "Círculo Personal" son más inestables y pasajeros de lo que podamos imaginar. De eso no nos va a quedar nada, se va disolver todo, bien sea por un cambio drástico de la vida o la desencarnación.
Y de lo que a veces no nos damos cuenta, es que lo que verdaderamente nos va a quedar, más allá de la disolución de todo lo contentivo dentro del "Círculo Personal", que son las "Vivencias Espirituales" las estamos dejando de lado, no les estamos dedicando el tiempo completo que se merecen.
En innumerables ocasiones, por vivir embebidos dentro de nuestro "Círculo Personal", olvidamos y no tenemos incluida dentro de él, a la persona que nos comunica la Enseñanza. Entonces, viene lo inevitable que tiene que venir: el colapso de la "Vida Espiritual", con una crisis personal, a veces hasta grupal, y todo se vuelve un caos. Y aquel que siempre se ha ocupado de nosotros espiritualmente, que nos ha advertido y tratado de prevenir de lo que nos sucede, queremos que también nos dé la solución a la situación en que nos hemos metido, desobedeciendo sus susurros.
Texto: “Más Allá” Rubén Cedeño.
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