“Algunos de ustedes ya saben que la evolución de los Elohim se realiza a través del Reino Elemental. Cada uno de Nosotros comenzó como un pequeño ser Elemental, perteneciente a diferentes Sistemas, diferentes Galaxias, en tiempos diferentes.
Yo era uno entre aquellos Elementales que siguieron el orden exacto de la Creación. Ustedes han visto la Luz Elemental Universal llenando la atmósfera; esos diminutos electrones parecen no ir a ninguna parte; sólo van de aquí para allá en la luz del sol. Como ven, cuando uno es inicialmente creado por Dios, hay una completa libertad para sólo gozarse uno mismo.
Algunas personas toman de allí la idea de que el Cielo es un lugar de eterna felicidad, descanso y una actitud general de "haz como te plazca". Ellos recuerdan que el mirar hacia atrás no es avanzar, y quiero advertirles con antelación que ¡el futuro no va a ser algo así! Esos fueron sus 'días de pre-Edén'
Hace, mucho tiempo, Yo fui uno de esos diminutos Elementales que revoloteaban de aquí para allá en Mi Universo. Cuando tenía ganas, me adhería a algún Rayo de Luz proyectado por algún ser de quien Yo era apenas consciente. A veces, cabalgaba sobre un gran rayo de luz que estaba destinada volverse parte de una Estrella o de otra bella creación de Dios. No tenía responsabilidad alguna ni ninguna obligación.
La misma libertad es dada a todas las creaciones de Dios. Por ejemplo, cuando la Presencia 'YO SOY' en ustedes fue inicialmente creada, se le permitió pasar a través de las Siete Esferas de actividad alrededor de Su Divinidad -Su Fuente-, encontrar la Esfera que más les interesara, quedarse en cualquier templo tanto tiempo como quisiera a los pies de cualquier Maestro que deseara.
Los Ángeles tienen una libertad así. Cuando son inicialmente creados, retozan en la gloria y luz del cuerpo de Dios y, eventualmente, se convierten en parte de las Virtudes de Fe, Esperanza, Caridad o cualquier Cualidad Divina que quieran. Estos Ángeles viven en los Templos de su elección. Ellos absorben y ¡simplemente son!
Entonces; repentinamente, un día llegó un sentimiento dentro de mí, de que Yo quería ser una parte consciente de la Creación. Cuando esto se da dentro de cualquiera, significa que la actividad del Primer Rayo ha nacido dentro de él: la voluntad de hacer. Así me paso a mí.
Entonces busqué a alguien que YO sabía me podía decir exactamente qué hacer y, cuando hube encontrado a tal ser, se me dijo que, de querer ir a cierto Templo de la Naturaleza, podría aprender a construir formas, quizás una flor. Para hacer esto, junto con otros de la misma intención, tenía que aprender a sostener el pensamiento-forma que nos mostraba sobre el Altar el Deva presidente, nuestro Instructor.
Después de matricularme como estudiante en este Templo de la Naturaleza, mi primera tarea fue la de construir una flor amarilla de cinco pétalos, algo que nunca olvidaré. Oh, deben haber habido como doscientos de nosotros en la clase, todos tan irresponsables como Yo. Podíamos oír bella música fuera del Templo; el aire era tan agradable y fresco. Hermosos Seres de Luz pasaban a través de la atmosfera fuera de las ventanas, y aquello de mantener el patrón de esa flor se hizo tan monótono, ¡déjenme decirles!...
Sin embargo, el Deva permaneció parado allí, sobre el altar, y desde dentro de Sí mismo, exteriorizó el patrón de esta flor que Nosotros habríamos de aprender a crear. Él trató de capturar Nuestros pensamientos y enfocarlos sobre esa flor.
Pero pronto caí en cuenta de que sólo la Voluntad de Hacer no era suficiente, que se deben seguir los otros seis "pasos" de la creación para perfeccionar la actividad. Entonces, de repente, la Percepción entró en mi mente y pensé: sí, esto es una parte de la creación y percibí al menos, lo que el Deva quería que Yo tratara de hacer hasta ese momento.
Yo solo gozaba de la fragancia, del color y de la simetría de forma de esa flor. No sentía que quería hacer nada más que eso al respecto. Ese sentimiento de Percepción fue tomando posesión dentro de Mí, y conscientemente lo intenté.
Oh, pero esa primera forma que traté de crear fue ciertamente una forma distorsionada, era una especie de cuadrado; no tenía suficientes pétalos ni tampoco tenía la fragancia correcta. Además tan pronto como le retiré mi atención, ¡la forma despareció! Ahora bien, algunos en la clase todavía no estaban muy concentrados en su atención y seguían revoloteando. No obstante, aquellos de nosotros que realmente queríamos formalizarnos, finalmente nos movimos al frente del salón, más cerca del Altar...”
R. C.
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