Elementales
Los Elementales son seres pequeños,
mágicos, trabajadores, graciosos, hermosísimos, invisibles a la vista del que
no cree en ellos, y son las manos de Dios actuando en la Creación, haciendo que
el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra puedan cumplir sus funciones.
Los
Elementales de cada Elemento se clasifican en familias, cada una con su nombre,
como pueden ser: las hadas, los gnomos, las ondinas, los silfos y las
salamandras.
Ellos sí existen; uno puede creer en ellos y hacerse su amigo.
Meterse en el mundo de los Elementales es
como vivir un verídico cuento de hadas lleno de seres fantásticos; es seguir
siendo niños para siempre, o volver a ser niños cuando ya somos adultos, ya que
encontramos que toda aquella belleza narrada en los cuentos de Hadas es un
mundo real que existe en planos más sutiles que el de la tierra.
Uno de los propósitos de esta instrucción
es sensibilizarnos hacia los Elementales de la Naturaleza, que sólo existen
para servirnos y para nuestro deleite.
Inconscientemente estamos en contacto con
el Reino de los Elementales a diario, pero por ignorancia y ceguedad lo
perdemos de vista; y no sólo eso, sino que hablamos mal de ellos y los
rechazamos. Pero aunque no los aceptemos y no creamos que ellos existen, no los
podemos evitar, no pueden dejar de existir, porque nos moriríamos, ya que son
parte de nuestra vida.
Cada uno de los Cuatro Elementos tiene un
Ser de Luz que lo generó, un Director Cósmico, un Director para la Tierra, y
los Elementales que llevan a la praxis la naturaleza del Elemento.
Hay un Elemento indispensable en la vida
que es el FUEGO, pero si nos quemamos con él gritamos, y si nos da muy
fuerte el sol en la cara nos quejamos.
Otro elemento extraordinario es el AIRE,
porque si nos quedamos sin él, no podemos respirar y nos morimos, pero si
hay mucho viento nos quejamos de la posibilidad de pescar un resfriado.
El AGUA
es el origen de la vida, y si no existe nos morimos de sed; pero cuando llueve,
la mayoría de la gente se queja porque no puede llegar al trabajo o a la casa a
tiempo.
El último Elemento indispensable es la TIERRA, porque si ella no
existiera tendríamos que vivir flotando en el Aire por no tener donde pisar, y
tampoco tendríamos donde sembrar los vegetales que nos dan la comida; pero
cuando nos llenamos de tierra nos da asco y nos lamentamos horrorizados.
Lo que muy poca gente sabe es que cada vez
que nos expresamos mal de uno de los Elementales o lo rechazamos, los Espíritus
Elementales nos están oyendo y no les gusta, entonces se contaminan de nuestro
odio y repudio, lo que los hace reaccionar fatalmente, produciendo desastres
naturales como: terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, incendios,
tornados y tormentas.
Hemos desequilibrado nuestras vidas hasta
tal punto, que es más lo que nos quejamos de los Elementos que lo que los
disfrutamos y les agradecemos por lo que nos dan.
Hay un asunto muy importante en el cual
fallamos en la vida, y es el reconocer todo lo que los Espíritus Elementales
nos brindan a cada instante, y agradecerles lo que nos están suministrando.
A cada segundo, estamos recibiendo del
Reino Elemental una cantidad de bendiciones maravillosas; pero por nuestra
ignorancia, ceguera y supremo egoísmo, supuesta madurez, materialismo, y por
estar pensando solamente en nuestros intereses, deseos y posesiones, nos
olvidamos de que Ellos existen y que están atados por amor a nosotros,
prestándonos un servicio sin igual e insustituible en la vida.
El hecho de que les agradezcamos a los
Elementales todo lo que nos dan, no es para ir a adorarlos, es que, al
bendecirlos y agradecerles, ellos pueden dar un mejor servicio a la humanidad
y, por consecuencia, nos puede ir mucho mejor en la vida. Cuando nos va mal, es
porque actuamos en contra de todo lo que nos rodea, de esa Vida que son los
Espíritus Elementales.
Vivimos enemistados contra estos cuatro
Reinos de seres Elementales, y al no ser amigos nuestros, ellos trabajan en
nuestra contra, en vez de hacerlo a nuestro favor. Para tener a alguien que
colabore con nosotros, debemos ser amigos de esa persona, y nosotros tenemos
que ser amigos de los Elementales de la Naturaleza para que ellos colaboren en
todo nuestro quehacer diario. Cuando vivimos en contra de los Elementales,
estamos perjudicándonos a nosotros mismos.
Estos Elementos de la Naturaleza son
parte de la Vida; amar a estos Elementos es amar la Vida; y amar la Vida es ir
a favor de lo bueno, de lo bello, de lo grande y de Dios.
Los Elementales son la esencia de la Vida,
y todo lo que tiene vida piensa,
responde, actúa y existe. Por eso en casi todas las culturas, a través de los
tiempos, en países como Tíbet, India y Grecia, el ser humano los ha
personalizado dándole nombres y haciéndoles figuras como si fueran humanos.
La
humanidad actual ha heredado algunos nombres antiguos de los Elementales, y los
ha clasificado y organizado en órdenes y grados. Un mismo Director Elemental y
su elemento pueden tener diferentes nombres en una cultura y en otra; esto no quiere
decir que sean distintos seres, es asunto de terminología, nada más. Por
ejemplo, el Director Elemental del Agua es llamado Tlaloc en la cultura Azteca,
y no es distinto de Neptuno o Poseidonis.
Los Espíritus Elementales tienen sus
Directores Elementales que son la esencia del elemental y del elemento que
representan. Esto quiere decir que el Director Elemental del Fuego no es
distinto de la llama o la luz en todas sus expresiones.
Uno nunca debe dirigirse ni entenderse con
los elementales directamente, darles órdenes o trabajar con ellos, sino con sus
Directores, ya que los Elementales son como niños juguetones y traviesos que a
veces no tienen control sobre sí mismos. Sólo sus Directores los pueden
controlar, por eso uno debe establecer la relación con los Elementales por
medio de sus Directores.
MAL USO DEL FUEGO
Nunca hables mal del Sol, que es el hogar
de Helios y Vesta, de donde emanan los Elementales del Fuego; nunca te expreses
mal de él, ya que a sus Elementales no les gusta esto y se enfurecen contra
uno.
Hay personas que dicen despectivamente: "¡Qué solazo!",
desprecian al Sol y se expresan mal de la candela.
Muchas veces estamos
enemistados con el Fuego porque cuando nos quemamos decimos: "Maldita sea,
me quemé", y allí hablamos mal del Fuego.
Cada vez que uno se queja del
Fuego, o se quema y grita, eso produce enemistad con este Elemento.
Entonces
las Salamandras, que son los Elementales del Fuego, se enfadan con uno y por
eso ellos traviesamente hacen que se nos queme la comida al estar cocinando, se
nos fundan los motores de los autos, se nos queme la ropa al estar planchando,
suframos de insolación, y lleguemos al extremo de que sucedan incendios
forestales y se incendien las casas y edificios, causando tanto daño, incluso, que
algunos hasta mueran quemados.
No hables en contra de ninguno de los Elementos
de la Naturaleza, porque eso te perjudica.
Muchas personas le tienen miedo a la
candela, y es porque en otras vidas los quemaron vivos por creerlos brujos, o
se murieron en un incendio, y así crearon rechazo a las Salamandras. Pero no
hay que tenerle temor a las Salamandras en la candela; hay que amar al Fuego y
a sus Elementales, así ellos nos protegerán de que nunca suframos a causa de
este Elemento, eso es que nos quememos o que no nos pegue la corriente
eléctrica.
Es muy fácil amar a los Elementales del Fuego, basta decirle a todo
fuego encendido:
"Amada Llama yo te amo. Qué bella eres".
Cuando veas una casa, un campo o cualquier
cosa incendiada, allí hay miles de Elementales del Fuego en desorden y sin
dirección.
Esto se debe a que los Elementales no tienen juicio personal ni
raciocinio individual; ellos se infestan rápidamente de los pensamientos
negativos de la gente y ocasionan desastres.
Pero uno, en nombre del Yo
Superior -y solamente del Yo Superior- que es Dios, puede invocar a Helios y
Vesta; pero eso sí, con mucho respeto, porque son Seres de mucha altura
espiritual y poder.
Las Salamandras son entidades bellísimas y muy brillantes,
pero si uno las invoca, pueden producir un incendio sin que uno se dé cuenta.
Si deseas apagar un incendio, no las invoques a ellas sino a Sus Directores
Elementales, Helios y Vesta. Puedes decir:
"En el Nombre de la Divina
Presencia de Dios YO SOY, invoco a los Amados Helios y Vesta, Directores del
Elemento Fuego, para que tomen control sobre las salamandras y todo su
elemento, y hagan desaparecer esto ya. Gracias Padre que ya me oíste".
El pirómano es el peor enemigo de los
Elementales del Fuego porque los utiliza para hacer daño quemando bosques y
casas con el afán de destruir.
Uno de los malos usos que se ha hecho del
Elemento Fuego como destructor ha sido el de la construcción de armas de fuego,
como pistolas, ametralladoras y tanques de guerra.
Estos han dañado a las bellísimas
Hadas y Elementales del Fuego, y las han convertido en especies de brujas malas
capaces de matar sin compasión. Pero aquel que haya hecho uso de un arma de
fuego, convirtiendo a los hermosos Elementales del Fuego en seres malignos, un
día tendrá que redimir esta energía con amor y perdón cuando de le devuelva con
la misma calificación con que la tiñó. Si no, la persona quedará atada a estos
seres malignos.
Es a causa de esto, que el uso y actividad de las armas de
fuego debe ser erradicado definitivamente del planeta, para que sea posible la
convivencia pacífica y armónica del ser humano con los Elementales del Fuego y
su Cristo Interior.
MAL USO DEL AIRE
Debemos cuidar el Aire y sus Elementales,
y no contaminarlos con el humo de los cigarrillos, las chimeneas de las
fábricas y la combustión de los automotores, porque se disgustan, se les
ensucian sus auras, y entonces producen tornados, huracanes, fríos y calores
irresistibles.
Cada vez que hablamos mal del Aires y
creemos que cualquier corriente de Aires nos va a resfriar, nos enemistamos con
los Silfos; por eso algunas personas viven diciendo que les falta el Aire, se
la pasan rodeadas de malos olores, viene un ventarrón y les lleva la ropa que
tenían secando en la cuerda, el viento les lleva el sombrero, llegando a
situaciones asfixiantes de polución, vendavales, tornados y ciclones.
Los
Elementales del Aire nunca tienen porqué hacer daño. ¿Cómo podemos evitar todo
esto? Amando al Aire. Cada vez que percibas el Aire y entres en contacto con
sus Espíritus Elementales, diles: "¡Gracias Aire! ¡Qué bueno estás!".
Una vez llegué a Suiza en tren, no sabía que la temperatura estaba a 30 grados
bajo cero, y al salir a la calle lo hice sin suficientes abrigos para tantísimo
frío; al encontrarme con ese frío tan maravilloso, le dije:
"Qué bueno
estás. Esto le hace bien a mis pulmones".
Por supuesto ese Aire no me pudo
resfriar y no me enfermé.
MAL USO DEL AGUA
Cada vez que hablamos mal del Agua porque
está lloviendo eso va acumulando una energía que produce que los Elementales
del Agua nos hagan ahogarnos hasta cuando tomamos un vaso de agua, que nos den
diarreas las aguas de ciertos países, que cada vez que nos vayamos a bañar al
mar vengan olas altísimas a perturbarnos, que cuando abordamos una lancha o
barco nos hagan el viaje imposible, se nos viva inundando la casa, los grifos
estén pegoteados; esto puede llegar al extremo de que generen inundaciones,
maremotos o aguas envenenadas, que hacen tanto daño.
Jamás te quejes cuando esté lloviendo;
piensa que si dejara de llover no se regarían los campos, se secarían las
plantas, y si esto sucediera ¿qué comeríamos? Por lo tanto, siempre démosle
gracias a la lluvia.
Los desastres naturales relacionados con
el Agua se producen por la falta de amor del ser humano a este Elemento.
Uno
puede hablar con los Directores del Elemento Agua y decirles:
"En el
Nombre de la Divina Presencia de Dios YO SOY invoco a los Directores
Elementales del Elemento Agua para que vengan a tomar control de su Elemento,
aquí y ahora".
También podemos invocar a los Directores
Elementales para suspender una lluvia:
"En armonía para todo el mundo,
bajo la Gracia y de manera perfecta, en Nombre de Dios yo invoco a los
Directores Elementales del Agua, Neptuno y Lunara, para que suspendan esta
lluvia porque no es armonioso que llueva en este momento".
ENEMISTAD CON LOS ELEMENTALES DE
LA TIERRA
Cuando hablamos mal de la Tierra nos
enemistamos con ella, y por eso, la casa vive llena de polvo, nos andamos
tropezando con todo, nos caemos por las calles.
Son los Elementales de la
Tierra que traviesamente hacen que nos caigamos y choquemos con todo. A veces,
de tanto enemistarnos con los Elementales de la Tierra, logramos que se
produzcan terremotos, o que haya tierras que se niegan a que las siembren y que
se convierten en desiertos.
¿Cúal es la manera de evitar los
terremotos?
Amar siempre a los Elementales de la Tierra. Cuando el niño se
ensucia, no sacudirle la tierra con desprecio, ni hablar mal de ella; todo lo
contrario, decirle que ese es el Elemento Tierra, y enseñarle a amar a los
Gnomos y a las Hadas.
Cuando los niños se entierran es beneficioso porque crean
anticuerpos, mientras que los niños que no lo hacen están propensos a
enfermedades. Ir al mar, llenarse de arena todo el cuerpo y revolcarse en la
playa es estupendo.
La Tierra es un elemento bastante difícil
de comprender ya que, aunque es muy espiritual, también es el elemento que, si
te apegas a él, da la muerte, porque si te identificas con él y crees que todo
es el Plano Físico y el Elemento Tierra, eso te ata a lo material y, por
consecuencia, a la ilusión que conduce a la muerte.
Gracias Rubén!!
Del Libro El Curso de los
Elementales - Autor: RUBÉN CEDEÑO
Edición conjunta: ED.
MANIFESTACIÓN DEL GRUPO METAF. DE CARACAS SEDE CENTRAL & EDITORIAL SEÑORA
PORTEÑA
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