En el agradecimiento a Dios está la
Plenitud de todas las cosas buenas que requieres sin tener que buscar nada más.
Uno puede decir ¡GRACIAS PADRE!
Cada mañana al levantarnos, al ir sentado en el bus, el auto, el metro o el avión, al trabajar, escribir, cantar, bailar en el aire fresco del campo, en el aire acondicionado de la oficina, en el humo de la cocina, o simplemente cuando nos queda un rato mirando el magnificente esplendor del sol.
Cada mañana al levantarnos, al ir sentado en el bus, el auto, el metro o el avión, al trabajar, escribir, cantar, bailar en el aire fresco del campo, en el aire acondicionado de la oficina, en el humo de la cocina, o simplemente cuando nos queda un rato mirando el magnificente esplendor del sol.
No hay obstáculos para ver y adorar a Dios diciendo GRACIAS PADRE.
Al agradecerle a Dios todas las cosas,
todas las cosas y Dios mismo, contigo estarán.
El decir GRACIAS PADRE es una
comunicación que el ser humano hace con DIOS, para producir un milagro donde
sea necesario.
Después de cada Oración que hagamos,
digamos ¡Gracias Padre, porque ya se
cumplió!
Cada vez que necesites algo, dile a
Dios, antes de recibir lo necesitado: “Gracias Padre” por lo que desees
recibir, sea esto: “ya tengo trabajo, dinero, el taxi, casa nueva o cupo en el
avión”.
Esto es una demostración de fe tan
grande que hace que se cumpla todo lo que pides en oración.
Del libro: “GRACIAS
PADRE”, de Rubén Cedeño; pág. 30/31.
Edición conjunta: METAFÍSICA CEDE CENTRAL &
METAFÍSICA IBÉRICA.
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