jueves, 25 de julio de 2013

EL JARDINERO NO CONDENA A LOS PRIMEROS RETOÑOS DELICADOS

DESDE EL JARDÍN

El árbol frutal ya adulto y plenamente desarrollado tiene que pasar por distintas etapas antes de que sus ramas lleguen a encontrarse cargadas con Sustancia-Luz Universal transmutada en una delicadeza particular que manifieste su servicio maduro a la Vida.

El completo desarrollo del Ser Divino es también una cuestión de mucho cuidado, protección y nutrición para la Vida.

Al igual que el árbol frutal, el Maestro Ascendido transmuta e irradia pura Energía de Vida de una manera particular para enriquecer al Universo.

Cuando ustedes recogen en su jardín, o compran en el mercado, una fruta madura o un vegetal, es correcto pensar que la naturaleza ha invertido agua, aire, sol y tierra pacientemente, con el conocimiento de una futura cosecha que será  impersonalmente  beneficiosa para algún miembro de la raza, que disfrutará del enriquecimiento temporal de la fruta o el vegetal.

Así también la naturaleza, las Fuerzas de los Elementos e innumerables legiones de Seres Ascendidos invierten voluntariamente (y sin recibir agradecimiento alguno por ello) horas, días y años en la preparación y alimentación espiritual de miembros de la raza humana que han llegado a conocer y reconocer a sus Hermanos Ascendidos de la Luz, de manera que estos viajeros en el Sendero sean lo suficientemente sensatos y fuertes, y estén dispuestos a ayudar a los “rezagados”, al mismo tiempo que tratan de escalar la Colina del Logro.

El jardinero, con el conocimiento seguro de sus futuras cosechas, no condena a los primeros retoños delicados, sino que les prodiga un cuidado tan amoroso como el que le da a los jardines y huertos ya maduros.

Tampoco condena el ganadero los retozos jubilosos y la tontería aparente de las ovejas o los recién nacidos, sino que observa pacientemente su crecimiento y desarrollo.

Mis chelas, que trabajan en la viña del Padre, tienen que asumir igualmente una perspectiva a largo plazo, y paciente, desprendida, constante y discretamente –por medio del pensamiento, la palabra y el ejemplo personal-, deben preparar a cada delicado retoño que contactan diariamente, para esa futura cosecha de Luz.

Mi amor los envuelve, Mis chelas.

Ustedes también son Mis “delicados retoños” en diversos grados de crecimiento, desarrollo y madurez.

 “Espíritu Santo”, de Santo Aeolus. -Edición conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.




No hay comentarios:

Publicar un comentario