EL SOL
El Sol nos calienta, es la máxima fuente de energía en nuestro entorno
planetario e interplanetario, y da la vida por pura Sabiduría.
Esto hace que la Sabiduría influencie en
todos nosotros fuertemente. Por eso, los Incas y Aztecas adoraban al Sol.
Todo esto lo tiene nuestro Sol, y nosotros lo podemos absorber
de Él, porque al Sol le concierne nuestra vida más que nada en el mundo.
Esto quiere decir que la línea de menor resistencia, o lo que menos
trabajo nos cuesta expresar a los habitantes de nuestro planeta y Sistema
Solar, es la Sabiduría.
Observemos al Sol cada mañana, durante el día y al atardecer, y
contemplemos su Sabiduría.
Hablémosle al Sol para que nos llene con su Luz, impregnándonos de su
vitalidad e inteligencia. Probémoslo y nos sorprenderán los efectos.
Respiremos profundamente, contemplando los rayos solares.
No miremos al
Sol de frente, porque su energía es tan poderosa que nos podría enceguecer.
Viendo de reojo su replandor, pensemos y digamos:
"Yo absorbo de los
rayos solares, la Sabiduría
de DIOS que necesita mi cuerpo para vivir saludablemente, pensar
inteligentemente, actuar amorosamente, desenvolverme pacíficamente, expresarme
bellamente, relacionarme compasivamente y vivir opulentamente.
Cerremos los ojos y visualicemos lo siguiente:
En el fluir de la Sabiduría de los rayos
solares, llegan a nuestro mundo chorreras millonarias de dinero y provisión
ilimitada para que vivamos holgadamente, tal cual recibimos los rayos del sol.
Toneladas de rayos de salud vienen desde el Sol, curándonos de toda enfermedad.
La energía salutífera del Sol está circulando a cántaros por la calle,
esperando que la disfrutemos ilimitadamente.
Si
no usamos esto, no pasa nada, todo ese potencial solar estará allí, esperando
el momento en que decidamos emplearlo, ya que nunca se irá ni se desgastará.
En la cabeza tenemos todos un Chakra que es pura y absoluta Sabiduría.
Cuando decretamos con el "Yo Soy", la perfección para el
mundo, estamos actuando con el Rayo del Dorado Esplendor; así, el Poder Interno
de nuestro Cristo produce la
Perfecta Flor que soluciona, sana, resuelve y suministra
donde sea necesario.
Llenémonos, envolvámonos, embellezcámonos, contemplemos, gocémos,
irradiemos, expandamos y prediquemos el Rayo del Dorado Esplendor.
Del Libro RAYO DORADO (pág.
130-131) - Autor: RUBÉN CEDEÑO
Edición Conjunta: EDITORIAL
MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA
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