viernes, 5 de abril de 2013

CRISTO PERDONADOR


CRISTO PERDONADOR

Cuando tenemos que perdonar a los que nos torturan, nos tienen mala voluntad, nos odian sin causa aparente, hablan mal de nosotros, nos calumnian o ponen en peligro nuestra seguridad personal, podemos decretar:

“Yo Soy el Cristo Perdonador”.

No hay rencor que “El Cristo” no perdone.

“Pilares”, de Rubén Cedeño. –Edic. conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.


“El Cristo” es la solución rápida a problemas repentinos.


CRISTO TRANSFORMADOR


Cuando deseemos transformar las cosas de malas a buenas, proyectemos sobre la situación el estado de conciencia de:

“Yo Soy el Cristo Transformador”.

“El Cristo” es la solución rápida a problemas repentinos.

“El Cristo” en nosotros está tratando de aprovechar cada circunstancia de la vida para actuar en nuestro beneficio, siempre y cuando le permitamos hacerlo.

“Pilares”, de Rubén Cedeño. –Edic. conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.

No hay angustia que “El Cristo” no pacifique.


CRISTO PACIFICADOR

 

No hay angustia que “El Cristo” no pacifique.

En medio de un conflicto, tiroteo o guerra, centrémonos y afirmemos:

“El Cristo es Paz”.


Si una persona está intranquila por cualquier motivo, uno puede focalizar “El Cristo” de esa persona para aquietarla.

Cerremos los ojos y pensemos:

“Yo me meto dentro de tu Cristo para aquietarte”.

El tratamiento que aplicamos dice así:

“Aquietaos… y sabed que Yo Soy Dios”.

“Aunque tiemble la tierra… aunque se conmueva el seno del mar… aunque se espumen y agiten las olas, aunque retiemblen los montes a su empuje… túrbense las naciones… vacilen los reinos… no temeremos porque en medio está Dios”.

“Pilares”, de Rubén Cedeño. –Edic. conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.


“El Cristo es prosperidad”.


CRISTO PROVEEDOR


“El Cristo” es capaz de hacer aparecer comida, dinero, suministro de cualquier cosa que necesitemos, solamente reconociéndolo como prosperidad, afirmando:

“El Cristo es prosperidad”.

Cuando necesitamos dinero, Él extiende Sus manos y nos lo da.
También lo podemos invocar para buscar algo perdido.

“Pilares”, de Rubén Cedeño. –Edic. conjunta: EDIT. MANIFESTACIÓN & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.