miércoles, 15 de julio de 2015

LA CONCENTRACIÓN – PRIMERA ETAPA DE LA MEDITACIÓN

LA CONCENTRACIÓN – PRIMERA ETAPA DE LA MEDITACIÓN- facebook DrEdardo Musi
Para la mayoría de quienes emprendan el estudio de la meditación, la etapa que debe absorber su atención durante largo tiempo ––casi con exclusión de todas las demás–– es la concentración, el control de los procesos mentales.
Esto significa el poder de hacer que la mente haga lo que uno quiera, piense lo que uno decida y formule ideas y secuencias mentales dirigidas. La función de la mente en la mayoría de los casos es recibir, primeramente, mensajes del mundo externo, por conducto de los cinco sentidos, siendo trasmitidos por el cerebro.
Los cinco sentidos transmiten información gracias a la cual el hombre se da cuenta del mundo de los fenómenos físicos y de la vida psíquica en que está sumergido, y también la mente registra impresiones provenientes de otras mentes y de los pensamientos (antiguos y modernos) de los hombres, que le llegan por medio de la lectura, la palabra hablada, el drama, las imágenes y la música. La mayor parte de esto es simplemente registrada y acumulada, para expresarse más tarde como memoria y presentimiento. Los estados de ánimo, las reacciones emocionales, los sentimientos y deseos, sea de alta o baja calidad, son también registrados por la mente, pero es lo único que ocurre en las personas comunes. Muy poco raciocinio sigue al registro de la información y rara vez se produce una clara formulación de ideas. Una de las funciones de la mente es revestir las ideas con palabras que expresan dichas ideas con claridad, sin embargo, ¡cuán pocas personas tienen ideas o pensamientos realmente inteligentes! Sus mentes responden a lo que les llega del mundo externo, pero no tienen actividades inherentes o autoiniciadas.
Por lo tanto, el proceso que actualmente controla en el caso del hombre común, es desde el mundo externo hacia dentro, a través de los sentidos, al cerebro. El cerebro entonces telegrafía a la mente la información registrada, la cual a su vez, la registra, y ahí termina generalmente el incidente.
Pero en el caso de los que verdaderamente piensan, ocurre algo más. Después del registro viene el análisis del incidente o información; se correlaciona con otros incidentes y se procede a un estudio de la causa y el efecto. La "sustancia mental", como la llama el oriental, es impulsada a la actividad; se crean imágenes y formas mentales en relación con la idea presentada. Entonces, si lo desea, el claro pensamiento del hombre se imprime en el cerebro y se establece una actividad recíproca. Pero el místico y el hombre que empieza a meditar descubren algo más. Encuentran que la mente, dirigida y disciplinada adecuadamente puede responder en forma más amplia y profunda y hasta puede llegar a darse cuenta de ideas y conceptos procedentes de una esfera profundamente espiritual, comunicados por el Alma. En vez de llegar impresiones de la vida diaria externa, registradas en la sensible placa receptora de la mente, llegarán del reino del Alma, cuya causa es la actividad de la propia Alma del hombre, o de otras Almas con las cuales está en contacto su Alma.
Entonces la mente adquiere una nueva y renovada utilidad y su campo de contacto no sólo abarca el mundo de los hombres, sino también el de las Almas. La función de la mente, en tales condiciones, es actuar como intermediaria entre el Alma y el cerebro, y trasmitir a éste lo que el hombre como Alma ha percibido. Ello es posible cuando las antiguas actividades mentales son reemplazadas por actividades superiores y cuando la mente es momentáneamente insensible a todas las impresiones externas. Sin embargo, esto no se obtiene empleando métodos para hacer a la mente pasiva y receptiva, ni por el sistema de dejar la mente en blanco, o aturdiéndola para hacerla negativa; tampoco por otras formas de autohipnotismo. Se produce por la fuerza expulsiva de un nuevo y más grande interés y por la centralizada atención de las facultades mentales, enfocadas en un nuevo mundo de fenómenos y de fuerzas. Éste es el sistema de concentración y el primero y más difícil paso hacia la Iluminación de la vida.
La palabra "concentración" deriva de las palabras latinas "con", con, y "centrare", centrar. Significa "reunir o traer a un centro común o punto focal"; supone reunir nuestros pensamientos e ideas dispersos y mantener la mente firme y fijamente enfocada o centrada, en el objeto de nuestra atención inmediata, sin desviación ni distracción. Implica la eliminación de todo lo externo o extraño al asunto en observación. Patanjali la define así:
"La concentración consiste en fijar la sustancia mental en un objeto determinado".
Esto necesariamente involucra la diferencia entre el pensador, el mecanismo de pensamiento y lo que el pensador va a considerar.
Hay que distinguir siempre entre:
1. El pensador, el verdadero Yo o Alma.
2. La mente, o el mecanismo que el pensador trata de utilizar.

3. El proceso de pensar, o la tarea del pensador al imprimir en la mente (cuando está equilibrada) lo que está pensando.
4. El cerebro, que a su vez es impresionado por la mente, actuando como agente del pensador, a fin de trasmitir impresiones e información.
Concentración es el poder de enfocar la conciencia sobre un tema dado y mantenerla allí todo el tiempo deseado.
La concentración se desarrolla rápidamente si se cultiva el hábito de la exactitud en todas las cosas de la vida. Para hablar con más precisión es necesario poner cuidadosa atención en lo que decimos, leemos u oímos, y esto necesariamente implica concentración, por eso debe ser desarrollada. La verdadera meditación, después de todo, es una actitud mental, y derivará de una actitud concentrada.
Por consiguiente, el objetivo de nuestros esfuerzos consiste en entrenar la mente para que sea nuestro servidor, no nuestro amo, y cultivar el poder de concentración, preparatorio para la práctica de la verdadera meditación. El estudiante ansioso aplicará esta cuidadosa atención a los asuntos de la vida diaria, y así aprenderá a regular su mente como mecanismo de sus pensamientos.
El secreto del éxito puede expresarse en estas simples palabras: ¡Presten atención! Al hablar con las personas, leer un libro o escribir una carta, enfoquen firmemente los pensamientos en lo que hacen y gradualmente desarrollarán la capacidad de concentrarse.
A esta actitud cultivada debe agregársele definidos ejercicios de concentración, practicados diariamente con perseverancia. Esto consiste en fijar la mente en un objeto determinado, o tema elegido de reflexión. Le sigue el proceso de aprender, constante y serenamente, a abstraer la conciencia del mundo externo y de las condiciones exotéricas, y enfocarla a voluntad sobre cualquier tema.
La práctica regular y constante de la concentración diaria, gradualmente supera la dificultad a ejercer control y puede traer los siguientes resultados:
1. Reorganizar la mente.
2. Polarizar al individuo en el vehículo mental en vez del emocional.
3. Apartar la atención de las percepciones sensorias, aprendiendo a centrarse en el cerebro. La mayoría de las personas, igual que los animales, utilizan el plexo solar.
4. Desarrollar la facultad de concentrarse instantáneamente, como preliminar de la meditación.
5. Permitir el enfoque de la atención indesviablemente sobre cualquier pensamiento simiente elegido.
Maestro Djwal Khul
Extraído del libro: “DEL INTELECTO A LA INTUICIÓN” (Alice Bailey)