LIDERAZGO -de Face Edgardo Musi-
Conocerlos por lo que son, a quienes ocupan una posición elevada, guían a la humanidad y tienen la responsabilidad de sacarla de la esclavitud y llevarla a la liberación. 
Ayúdenlos con amor, porque se hallan donde están, debido al destino individual y a la guía de sus Almas.

Uno de los primeros deberes de los discípulos es aceptar los hechos como son. 
En la tarea de ayudar a la humanidad, como parte del grupo o Ashrama de un Maestro, una de la primeras cosas que deben saber es que han sido ubicados hombres y mujeres en posiciones de poder para llevar a cabo el Plan divino. 
Esto debe hacerse sin críticas, evitando el constante reconocimiento de sus limitaciones, comprendiendo sus problemas, percibiendo el llamado de estas Almas a las de ustedes y enviándoles una constante corriente de “comprensión amorosa”. 
Ellos son discípulos más avanzados que ustedes, aunque no lo comprendan. 
Consciente o inconscientemente se hallan bajo la “impresión” de los Maestros; muy poco puede hacer el discípulo común para moldear sus pensamientos o configurar sus decisiones. Me refiero, desde luego, a los conductores de las Fuerzas de la Luz en el plano físico externo. 
Pero los discípulos y aspirantes pueden rodearlos de una barrera protectora de luz y de amor; deben abstenerse de obstaculizarlos con la crítica mental que puede aumentar la oleada de murmuraciones que las mentes mundanas vierten sobre ellos.

Los dirigentes deben aprender a permanecer solos, y lo logran si aman lo suficiente.
¿Cuáles son las lecciones que deben aprender los verdaderos dirigentes?
 Sería de valor que le explique una o dos de ellas - en forma harto breve -de manera que pueda (si, como creo, está tan ansioso de servir a sus semejantes) empezar a asimilarlas y comprender cuán necesarias son, y aplicarlas a sí mismo con miras a prestar un servicio más pleno y útil.
La primera es la lección de la visión. 
¿Qué metas se ha fijado usted? 
¿Cuál es, el incentivo espiritual suficientemente fuerte, para mantenerlo con firme propósito y fiel al objetivo? 
Nadie puede formular la visión por usted. 
Ese es el problema de su propia personalidad, y gran parte de lo que haga y llegue a ser dependerá de la fuerza de la visión y de la belleza de la imagen creada por su imaginación.
La segunda es la lección del desarrollo de un correcto sentido de la proporción. 
Una vez que haya desarrollado y aplicado correctamente este sentido, le permitirá recorrer humildemente el Camino. 
Todo verdadero dirigente debe ser humilde, porque comprende la magnitud de su tarea; si quiere contribuir adecuadamente debe darse cuenta de su limitada contribución (a la luz de la visión) y de la necesidad de continuar el autodesarrollo y cultivar un constante e interno aprendizaje espiritual.
 Por lo tanto siga aprendiendo, no se sienta satisfecho consigo mismo ni con lo realizado, pero no con un sentido morboso, sino fomentando el principio de arremeter adelante y hacia arriba. 
Con nuestro propio esfuerzo ayudamos a otros a lograr la realización, lo cual significa pensar con claridad, ser humilde y adaptarse constantemente.
La tercera lección es el desarrollo del espíritu de la síntesis. Esto le permite incluir todo lo que está al alcance de su influencia y ser incluido dentro del alcance de la influencia de los que están más evolucionados. 
Así se establece la cadena jerárquica.
Otra lección, que en realidad deriva de la que antecede, consiste en evitar el espíritu de crítica, porque la crítica conduce a erigir barreras y a perder tiempo. 
Aprenda a diferenciar el espíritu de crítica de la capacidad de analizar y de aplicarlo prácticamente. 
Aprenda a analizar la vida, las circunstancias y las personas, desde el ángulo del trabajo y no desde el punto de vista de su personalidad y también del Ashrama, y no del ejecutivo o del maestro de escuela en el plano físico. (6-601/2)
¿Puede imaginarse su reacción cuando --como dirigente-- deba cargar con la culpa de todo fracaso, aunque personalmente no sea responsable; aceptar sin represalias las acometidas de aquellos a quienes está tratando de ayudar, que esperan demasiado de usted y lo obligan a vivir en el resplandor de la opinión pública; ¿qué hará cuando los colaboradores que ha elegido sean incomprensivos, desleales, critiquen injustamente y enfrenten su ambición a la suya, se nieguen a ver su punto de vista deliberadamente y hablan de usted con otras personas, para despertar resentimientos, resentimientos probablemente sin base alguna? 
Estas son cosas que su personalidad no acepta fácilmente, y será mejor que su imaginación creadora empezara a ocuparse de esos problemas, a fin de que los emergentes principios del comportamiento aparezcan con toda claridad. 
¿Posee en su corazón la virtud interna de aceptar los errores y debilidades o admitir que se equivocó en la técnica o método de acercamiento, al juzgar o al hablar, en el caso de que fuera necesario evitar una ruptura o en bien del trabajo?
Maestro Djwal Khul
Extraído del libro: "SIRVIENDO A LA HUMANIDAD" (Alice Bailey).