domingo, 14 de octubre de 2012

En el momento de mi nacimiento se me dio el aliento de vida...


REFLEXIONES
Aunque el mundo del conocimiento científico ha dotado a la humanidad de poderosas facultades para curar, edificar, cambiar y dirigir diferentes áreas de la vida, el mayor de todos los dones aún viene sólo de las amorosas manos de Dios. Ese gran don  ¡es la Vida!
En el momento de mi nacimiento se me dio el aliento de vida, y por eso bendigo el Gran Poder de Dios. 

Con el don de la vida puedo ser un canal a través del cual puedo compartir con los que me rodean: la felicidad, fortaleza y esperanza que poseo. De esta manera, el don de vida que Dios me ha dado forma un círculo completo de bendiciones al iluminar los corazones de otros.

Aún cuando haya momentos tenebrosos que parezcan arrojar oscuridad sobre mi mundo, aún tengo el don de la vida.
Aparto de mí las nubes de la incomprensión y veo que la vida es más que respirar. Es estar gozoso, radiante y entusiasmadamente vivo, con todo el deleite recibido del Padre. 

HOY DOY GRACIAS POR EL DON DE LA VIDA.

“DIOS ME HA DADO UN ESPÍRITU ILUMINADO Y VICTORIOSO. SOY LIBRE Y DUEÑO DE MÍ MISMO, Y MI ALMA ESTÁ SATISFECHA”.

El Espíritu de Dios en mí me inspira para apartar todo temor, creencia, hábito o pensamiento que debilite mi habilidad para expresar lo que verdaderamente soy: un perfecto hijo de Dios.

Si sentimientos de inferioridad se apoderan de mí, recuerdo que Dios me ha creado un ser libre, con poder para ejercer control sobre cada apariencia limitadora en mi vida.

Sé que Dios me ama y que hay un lugar para mí en el mundo, que nadie más puede ocupar. Tengo mi propia individualidad y creatividad, y Dios me da fortaleza y orientación para expresarme de maneras cumplidas y provechosas.

Dios me da valor para sostenerme en aquellos momentos en que parece que los eventos no se suceden de la manera esperada.

 Puedo proseguir cuando el camino parece oscuro, porque Dios es mi refugio y fortaleza. MAYOR ES EL QUE ESTÁ EN VOSOTROS QUE EL QUE ESTÁ EN EL MUNDO.


Del libro: “Arcángel Miguel”, de Rubén Cedeño; pág. 45/46.   Edición conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN, EDICIONES NOBLEZA, EDICIONES MERÚ & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.


En la región etérica de las Montañas Rocosas Canadienses....



TEMPLO DE LA FE Y LA PROTECCIÓN EN BANFF

     En la región etérica de las Montañas Rocosas Canadienses, cerca de Banff, se encuentra el Templo del Señor Miguel, el Príncipe de los Arcángeles y las Huestes Angélicas. El Templo es grande, de forma circular, y tiene cuatro entradas dirigidas hacia los puntos cardinales. 
Está hecho de una hermosa sustancia dorada, incrustada de zafiros azules, y sobre su cúpula se erige una representación del Señor Miguel, sosteniendo una espada de Luz Azul Viva.

     El Arcángel Miguel vino a la Tierra con sus Legiones por Su propio "Libre Albedrío", cuando encarnamos por primera vez y llegamos al Grand Teton. Vino como nuestro guardián, para que nuestros Cristos pudieran expandirse, desarrollarse, madurar rápidamente y en perfecto equilibrio, y así cumplir nuestro "Plan Divino de Perfección", tanto individual como colectivo. En ese tiempo, el Señor Miguel y Sus legiones celestiales eran visibles.

     La principal actividad del Arcángel Miguel es magnetizar y revivir la Fe en la bondad de Dios y en nuestra Llama Triple -que es la perfección de nuestro "Concepto Inmaculado"- y liberar cualquier vida aprisionada en la duda y las energías siniestras; defender a los afligidos y desprotegidos de mente, emociones y cuerpo, ya que esto impide nuestro desarrollo espiritual. Antes de la llegada de los "rezagados", el sabio consejo y amorosa protección del Arcángel Miguel eran concientemente aceptados y obedecidos, y a menudo veníamos individualmente o en grupos a Su templo, para bañarnos en la radiación de Su amorosa Presencia y en la conciencia de la fe absoluta en la bondad de Dios. Una y otra vez, el Arcángel Miguel o un Ángel de Sus legiones, ha avivado la chispa de la Fe espiritual en nuestro corazón desalentado y aparentemente abandonado, hasta que nuevamente sentimos y aceptamos el valor para elevarnos y continuar nuestro curso.

     Antes de ir a dormir, volvamos nuestra atención al Templo de la Fe y la Protección del Arcángel Miguel, y pidámosle a nuestra "Presencia YO SOY" que nos lleve allí en conciencia, para sentir los amorosos brazos protectores del Arcángel Miguel a nuestro alrededor, aceptar Su bondadoso consejo y pedirle asistencia para remover las causas y núcleos de sufrimientos mentales, emocionales y físicos, que nos tienen limitados de cualquier forma. 
Digamos nueve veces "Corta y libera", haciendo una cruz -mentalmente-con una espada. 
Pidámosle también que nos aconseje sobre el uso apropiado de la vida, capacitándonos para cumplir nuestro "Plan Divino de Perfección". 
Asegurémonos de solicitarle a la Amada Señor Leto que recordemos en la conciencia cerebral externa, cuando volvamos al cuerpo después de dormir, dónde fuimos y qué aprendimos allí, a través de las vivencias que nuestro ser interno experimentó. Disfrutemos de la Presencia del Arcángel Miguel, y permitámosle que sea nuestro Amigo en la Luz.


Del Libro EL CIELO (pág. 52-53) - Autor: RUBÉN CEDEÑO
Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA