lunes, 10 de septiembre de 2012

MAESTROS POR RUBÉN CEDEÑO




MAESTRO


De los maestros, los humanos y los santos debemos estudiar Sus enseñanzas, siempre y cuando éstas nos aclaren nuestra persecución del “Objetivo Divino” que es solamente Dios. 

Podemos tener nuestro Maestro particular, amigo, facilitador, que nos llene la necesidad de que alguien nos diga lo que debemos hacer, pero esa instrucción sólo puede tener por objetivo llevarnos a Dios. A esa persona que nos conduce debemos prodigarle agradecimiento eterno, pero ella no es el objetivo.

A medida que pasan los años y me hago de mayor edad, valoro más cada uno de los maestros físicos que he tenido, como la Señorita Nélida, que en la escuelita del barrio donde vivía mi abuelo me enseño las letras y a leer; me gustaría gritarle a todo el mundo cuán grande ha sido cada Maestro que me ha enseñado algo. 

Mi Alma está  agradecida de haber recibido tanta enseñanza de tantos seres con tanta Luz. 

Quiero tenerlos a todos presentes y no olvidarme jamás de ninguno de ellos en ningún momento.


Del libro: “Asuntos del Alma”, de Rubén Cedeño; pág. 108/109. Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA. 

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