miércoles, 17 de octubre de 2012

Concienciemos que: la culpa de lo malo que hacemos la tenemos nosotros




SOMOS LA CAUSA


Estudiando, concienciemos que: la culpa de lo malo que hacemos la tenemos nosotros. 

El mal que existe lo creamos con nuestra ignorancia, incultura, excluyendo todo sentimiento de dolor, contrayendo la vida, autocalificando mal la Energía Divina y con la terquedad de no querer aprender y saber. 

No existe energía externa mala que se introduzca en nosotros para producir desastres, si no existe una energía cónsona que le corresponda dentro de nosotros. 

Las energías siniestras y todo mal, existen sólo dentro de sus propias víctimas. 

Lo siniestro que nos puede venir a atacar, no existe, a menos que tengamos algo que lo atraiga. 

Cuando guardamos maldad, separatividad, insensibilidad al dolor ajeno, exclusión, agresividad, odio, envidia, celos y otras cosas nefastas, y nos afloran, son un demonio que llamamos la “otra polaridad”. 

Cuando a alguien le dicen que robe o tiene la oportunidad de robar, robará, y si no lo tiene, no lo hará, así lo obliguen. 

El mal es una calificación de la energía que está dentro de la propia gente.

No nos gusta aceptar la verdad de los defectos que tenemos. 

Cuando hacemos algo divino, sublime, decimos que es un “Ser de Luz” actuando a través de nosotros; y si procedemos mal, nos acusan de estar poseídos por las “energías siniestras”.

Lo constructivo y lo negativo está dentro de nosotros. 

No son fuerzas externas. 

No evadamos el hacernos responsables de nuestros actos. 

No acusemos a otros como causantes de lo malo que realizamos. 

Esto es falta de cultura, madurez, crecimiento, y por supuesto, negación de la autoconciencia.

Del libro: “Ascensión Metafísica”, de Rubén Cedeño; pág. 59 a 61. Edición conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.

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