viernes, 5 de octubre de 2012

El servicio del Ángel Guardián en nosotros.



CONSAGRACIÓN COMPLETA AL SERVICIO
     
El servicio del Ángel Guardián implica una completa consagración a la tarea que emprendió. 

Es una tarea obligatoria, que involucra no sólo servicio sino también la pérdida de su libre albedrío de hacer lo que le plazca después que se vincula con un individuo. Incluso durante las horas en que su protegido duerme, el Ángel Guardián no cesa de vigilar. 

Como ya sabemos, aunque el cuerpo físico duerme, los cuerpos sutiles del ser humano están totalmente despiertos y deambulan a discreción. 

Si en reencarnaciones anteriores la conciencia del individuo se asoció con lugares y obras que no están en conformidad con la Voluntad de Dios, existe la posibilidad de que aún al presente, durante las horas de sueño, él tenga el deseo de volver a repetirlas.


     Incluso mientras el cuerpo duerme durante la noche, la conciencia humana está continuamente tejiendo, con la fuerza de vida, formas y figuras fantásticas que interpreta como "sueños"; y, sin embargo, quizás el hombre se sorprendería al saber que, por Ley Cósmica, es responsable por este gasto inútil de energía, que solo incrementa el volumen de efluvio que compone los ámbitos síquico y astral donde el ser humano mora. 

En tales casos, la Ley Cósmica requiere que el Ángel Guardián siga al alma, y que en cada oportunidad proyecte sus rayos purificadores sobre la conciencia del ser humano para encaminarlo hacia la perfección. 

Por otra parte, si el hombre le pide al Ángel Guardián que durante las horas de sueño lo lleve a uno de los Retiros de los Maestros (como el Royal Teton, el Templo de la Ascensión o cualquier otro), el Ángel Guardián lo hará con gusto y gozosamente ya que el servicio es su razón de Ser.


     Un poco antes se hizo referencia al entrenamiento que recibe el Ángel Guardián, y a la necesidad que él tiene de adquirir las cualidades de Paz y Tranquilidad de manera que sea capaz de transmitírselas a su protegido, de ser necesario. 

En caso de enfermedad, esto adquiere una importancia primordial, y para que el Ángel Guardián tenga éxito en su trabajo, el individuo debe estar en paz; su mundo emocional, tranquilo; y su mente, relajada.

 En la mayoría de los casos esto no sucede, y el hombre, ya sea por inhabilidad o por ignorancia, no coopera, lo que da como resultado que los mejores esfuerzos del Ángel Ministrador caigan en el vacío.


     El Poder de Invocación, instintivo en todo ser, es expandido en gran medida en el Ángel Guardián. En calidad de miembro del Reino Angélico, él tiene a su alcance todas las cualidades y virtudes de la Divinidad; y contando con poderes intuitivos maduros, él conoce sin lugar a error la necesidad de su protegido. 

En caso de que el Ángel Guardián encuentre que sus poderes son inadecuados para hacerle frente a lo que se le demanda, él puede invocar (y lo hace) poderes superiores para que vengan a asistirlo, los cuales, considerando primero las deudas kármicas del individuo, le conceden la ayuda requerida.

     Básicamente, los Ángeles Guardianes de vez en cuando tratan de atraer los cuatro cuerpos inferiores del ser humano hacia algo constructivo, y de mantenerlos allí. 

Su más ferviente deseo es que el individuo a su cargo avance en la escalera de la evolución, y que no retroceda. 

Es un servicio que ellos quieren prestarle no sólo a un individuo, sino a la raza en su totalidad. 

Así podemos ver un aspecto del servicio que presta el Reino Angélico, un Reino que millones de seres en la raza humana ni siquiera reconocen que existe.

     Aunque el Ángel Guardián, como una unidad, ministra a un solo individuo, en el caso de su Director y Líder, el Arcángel Uriel, su servicio trasciende al individuo y comprende a toda la humanidad, a todo el Reino Elemental, y a todo ser dentro del Anillo-No-Pase del Planeta.



Del LIBRO DE LA VIDA (pág. 304-305) - Autor: MAESTROS ASCENDIDOS
Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA

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