El PERDÓN no existe cuando no hay ofensa.
Cuando nada ofende no hay nada que perdonar.
Que no ofendamos y que nada nos ofenda.
El máximo “Perdón” es no tener que perdonar porque todo está perdonado.
Existe orgullo cuando uno se cree superior porque puede perdonar la agresión del otro al que considera inferior.
Hay “Amor Compasivo” cuando desaparece el ofensor y el ofendido, el transgresor y el transgredido, el que tiene que perdonar y el perdonado.
Por más que nos hagan mal, hablen horrores de nosotros, sean injustos, nos calumnien, no reaccionemos negativamente porque no existe mal alguno en el “Corazón Compasivo”.
Siempre hay que tener la “Buena Voluntad” de arreglar y perdonar toda situación inarmoniosa surgida con los demás, no importa lo grave que haya sido.
Cada vez que alguien en un problema, litigio o prueba, nos pida perdón, démoslo; y si después de perdonado nuevamente nos lo vuelve a pedir, otra vez hay que volver a perdonar.
Pidamos perdón a diario por todo ya que a veces no nos damos cuenta cuando ofendemos.
Toda represión, persecución, calumnias, críticas perversas que genera alguien contra nosotros con el afán de destruirnos, son para hacernos crecer en paciencia, humildad, recogimiento, interioridad y “PERDÓN”.
“Te doy mi amor y mi perdón para bendecirte y prosperarte”.
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