miércoles, 17 de abril de 2013

No acuso porque soy acusado;


NO ACUSO

No acuso porque soy acusado;
no condeno porque soy condenado;
no excluyo porque soy excluido;
no critico porque soy criticado.

Yo soy aquel que, delante de Jesús,
no pude tirarle piedras a la adúltera
por no estar libre de pecado.

Pero no soy un pecador infeliz,
cabizbajo y compungido.

La felicidad de Dios en mí es mucha,
como para decirles a los demás
la forma de lograrlo,
quedándome en contemplación,
sin acusar a nadie
por lo divino exaltado.

“Facilitador Espiritual”, de Rubén Cedeño. –Edición conjunta: GPO EDITORIAL METAFÍSICA & EDIT. SEÑORA PORTEÑA. 

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