lunes, 27 de mayo de 2013

Mi vibración es de armonía, belleza y perfección”.

CAMBIANDO LAS COSAS CON LA VIBRACIÓN


La frecuencia vibratoria de una persona que vive pensando en positivo, reconociendo “El Cristo”, invocando los Rayos, perdonando con la “Llama Violeta”, es tan grande que, cuando pasa por un lugar, impregna el sitio con un continente de altas vibraciones que puede transformar un ambiente, simplemente con su presencia.

Solo con mirar, visualizando perfección, irradiando felicidad con su sonrisa o paz con su rostro, diciendo palabras positivas, logra polarizar los estados físicos, emocionales y mentales del sitio, transmutando negatividades, llenando a la gente de fe, esperanza, ganas de vivir, entusiasmo y buen humor.

Esto es lo que pasa cuando aparece un verdadero metafísico o maestro, o cuando uno va a un lugar donde este vive o vivió; se impregna de altísimas vibraciones.
Por Vibración, cuando las hélices de un avión están detenidas, se ven las aspas; pero si comienzan a girar, se observan como un disco, y llega un momento, cuando giran muy rápidamente, que no se ve nada debido a la vibración tan alta.

A medida que la vibración se eleva, los objetos se vuelven invisibles; por eso, a lo muy elevado se le dice “espiritual” y no se lo ve.

Tú puedes decir:

“No acepto, ni para mí ni para nadie, ninguna vibración menor que la armonía y la perfección.
Mi vibración es de armonía, belleza y perfección”.

“Pilares de la Metafísica”; Rubén Cedeño. – Edición conjunta: GPO EDIT.  METAFÍSICA  & EDIT. SEÑORA PORTEÑA.



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