lunes, 11 de noviembre de 2013

EN LA ESENCIA MÁS RECÓNDITA DEL SER HUMANO NO HAY ODIO, SINO AMOR

OBSERVEMOS EL ODIO

Veamos nuestra falta de Amor sin ocultarla ni disfrazarla con conceptos, creencias.

Lleguemos al fondo más profundo y espantoso de nuestra falta de Amor, y nos asustaremos, porque, al llegar allí, no lo encontraremos; nos sorprenderá ver que desaparece, porque en la esencia más recóndita del ser humano no hay odio, sino “Amor”.

Cuando llegamos a lo más profundo del odio y lo concienciamos en lo más oscuro, terrible y enraizado de nosotros, encontramos que no hay nada de eso.

Existe mucho miedo a sentirse o creerse con falta de amor, por los conceptos de “odiar es malo”, “no odie”.

Entonces, entramos en conflicto entre lo que sentimos o debemos sentir, y, en vez de trabajar la falta de amor, tenemos un problema de ser o no ser amoroso; de este modo, el odio se convierte en un monstruo mental al cual tememos, y por eso lo atraemos.

Libro: “Rayo Rosa”, de Rubén Cedeño.

Editorial Manifestación & Editorial Señora Porteña.

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