domingo, 23 de febrero de 2014

Recuerda siempre que: “Uno se convierte, se transforma en aquello que medita”


EJERCICIO DE LUZ
                                                                                           Saint Germain


1º El primer paso hacia el control de uno mismo es aquietar toda actividad exterior, tanto de la mente como del cuerpo. 
De quince a veinte minutos antes de recogerte a dormir, y por la mañana, antes de comenzar tu día, haz el ejercicio siguiente que produce prodigios para todo el que se esfuerce en hacerlo.

2º El segundo paso es asegurarse de no ser perturbado, y  después de haberse tranquilizado y estar muy quieto, visualizar y sentir el cuerpo envuelto en una Luz Blanca Radiante. 
En los primeros cinco minutos, mientras se visualiza esta imagen, sentir intensamente la conexión entre el ser exterior y el Magno Dios Interno, enfocando la atención en el corazón, visualizándolo como un Sol Dorado.

3º El tercer paso es el reconocimiento, diciendo: 
“YO ACEPTO GOZOSO LA PLENITUD DE MI MAGNA PRESENCIA DE DIOS, EL CRISTO PURO” (BIS). 

Siente el gran brillo de la Luz e intensifícala en cada célula de tu cuerpo durante unos diez minutos más.

Ahora cierra la meditación ordenando: 
“YO SOY UN HIJO DE LA LUZ  (BIS). 
YO AMO LA LUZ (BIS). 
YO VIVO EN LA LUZ (BIS). 
YO SOY PROTEGIDO, ILUMINADO, PROVISTO Y MANTENIDO POR LA LUZ (BIS) 
Y YO BENDIGO LA LUZ” (BIS).

Recuerda siempre que: 
“Uno se convierte, se transforma en aquello que medita”, y puesto que de la Luz salimos, la Luz es suprema perfección y el control de todas las cosas.

Del libro: “EJERCICIOS DE LA LLAMA VIOLETA”, de Rubén Cedeño.
EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.



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