jueves, 13 de septiembre de 2012

ENSEÑANZAS DE NUESTRO AMADO SAN FRANCISCO DE ASÍS




Gubbio, ciudad donde Francisco encontró el lobo…

En la ciudad de Gubbio, entre Assisi y el Monte La Verna, había un lobo que era el azote del pueblo. 

Francesco le predicó la Enseñanza Espiritual de ser inofensivo, solo irradiar bendiciones, el lobo se amansó y nunca más atacó a nadie.

Como Francisco con el Lobo de Gubbio, tenemos que hacer nosotros con todos los lobos internos que tenemos en nuestra vida, y los lobos externos, que son las personas que nos atacan. 

El lobo –tanto interno como externo- es la agresividad, el rechazo, el odio  a la gente, el inculpar a inocentes, el hacer imágenes mentales falsas de los facilitadores, grupos y personas.

El uso de la oración, la Ley del Perdón, el Amor Divino, la meditación y la observación de la Verdad, amansan todo lobo, sea este interno o externo.

Francisco le hizo este decreto al lobo: 
“Hermano lobo, en nombre del Cristo, te prohíbo que en adelante hagas daño a nadie”. 

Se puede usar este decreto para no dañar a nadie y que ninguna persona haga daño con palabras, rechazos y actitudes. 

En Gubbio existe una pequeña iglesia, llamada “Vittorina”, que conmemora el sitio donde nuestro Facilitador Mayor amansó al lobo, y también hay una linda estatua que recuerda el hecho, que muestra a Francisco tomando de las manos al animal.

Subiendo una escarpada calle dentro de las murallas del pueblo de Gubbio, se encuentra la pequeñísima iglesia de San Francisco de la Paz, donde se hallaron los restos del lobo. 

Uno todavía puede ver la tapa del pequeño sarcófago que guardaba sus restos.

Los animales son sensibles a las Enseñanzas Espirituales, nunca las rechazan. 

En New York, teníamos un local en el techo de un edificio, y cuando Dios me permitía comenzar las clases de Metafísica, comenzaban a llegar los gatos, se sentaban silenciosamente frente a uno y se portaban mejor que la gente. 

Cuando terminaba la clase, se retiraban en silencio.


 Del libro:“Francisco”, de Rubén Cedeño; pág. 48 a 50. –Edición Conjunta: EDITORIAL MANIFESTACIÓN & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA.

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