domingo, 2 de septiembre de 2012

La iluminación del Señor Gautama fue un trabajo conciente.




ILUMINACIÓN

La iluminación del  Señor Gautama fue un trabajo conciente.
Él se concienció de lo efímero, los apegos, las emociones, los pensamientos y sobre todo del “yo personal”.

Vivenció todas las cosas de cualquier índole para comprenderlas primero él y luego podérselas explicar a los demás.

 Todo hay que vivenciarlo, para poder comprender por percepción propia.

 Nada se hace con creer las cosas y aceptarlas porque lo dice un libro o lo ha dicho un Gurú, sino por haberlas  vivenciado.

Para esto es necesaria una mente silenciosa, observadora en Vipássana, que no juzgue.

Fue la consecuencia de un proceso de observación profunda y madura, que no empezó cuando Él se sentó debajo del Árbol Bó, sino cuando vivía apresado dentro de los muros del placer y el deleite, en su palacio en Kapilavastú, y se escapó.

Como dice Jesús: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis”.

 Ese principio se cumplió, Siddharta consiguió la “Fórmula Infalible”, la aplicó en Él mismo y le dio resultado.

 Ahí empezó ese proceso de Vipássana, que llegó a su punto culminante en Boddhgaya, en la Luna Llena de Mayo.

 En el estado de Iluminación, que produce el Vipássana, se ve, se comprende y se descubren las causas de los problemas, el sufrimiento, la desdicha y, por consecuencia, uno se libera de él.

La percepción, comprensión y aceptación de la Verdad de las cosas tal cual son, sin el maya de la ilusión, es la clave de la libertad de todo dolor.

Partiendo de ese punto, el Señor Buddha fundamenta Su Enseñanza en lo que se ha dado a llamar: “Las Cuatro Nobles Verdades”.

El Señor Gautama no buscó la Iluminación, le llegó sola.
La Iluminación no se puede buscar, ya que no está en ninguna parte.

 Si buscamos la Iluminación, aunque lo digamos o nos la prometan, no la hallaremos.

Uno no puede buscar la Iluminación, no puede ir hacia ella, la Iluminación siempre está con nosotros y se nos devela cuando trabajamos por los demás.

La Iluminación es una  consecuencia, no es un objetivo.
 Es la consecuencia de la observación absoluta.

Dice el Señor Gautama:

 “Decir que alguien es un Iluminado son palabras conceptuales que no son la realidad”.

Afirmar que alguien es un iluminado es una irrealidad, y si Él mismo lo dice, ¿cómo nosotros vamos a estar hablando de la Iluminación del Señor Gautama?

¿Qué es estar Iluminado?

 Es  darse plena cuenta, absoluta y cabalmente de las cosas en todas sus dimensiones, ángulos, causas, consecuencias y repercusiones.

 Es perder la ilusión del “yo personal”, ir más allá del principio de polaridad, placer-dolor; vida-muerte; alegría-tristeza; soledad-compañía; es detener la rueda del Samsâra de nacimientos y muertes.

Pero al hablarlo, escribirlo en libros y comentarlo se transforma en concepto, en idea, y para el Señor Gautama no fue eso.

 La falta de Iluminación es todo lo contrario: vivir en el error, sufrimiento, pobreza, enfermedad, mentira, odio y rencor, por ignorancia.

Querer ayudar a la humanidad para solucionar sus sufrimientos trajo por consecuencia, que el Señor Gautama observara donde estaba la causa del sufrimiento y se iluminara.

Uno no puede buscar la Iluminación, no puedes ir hacia ella, la Iluminación siempre está con nosotros y se nos devela cuando comenzamos a observar, haciendo Vipássana y trabajamos por el bien de los demás .


Del libro: “GAUTAMA”, de Rubén Cedeño, pag. 40 a 42. –Edit. Conj.:EDIT. MANIFESTACIÓN DEL GPO METAFÍSICO DE CARACAS SEDE CENTRAL & EDIT. PLATEADA 

No hay comentarios:

Publicar un comentario