lunes, 29 de octubre de 2012

ENSEÑANZAS DEL SEÑOR GAUTAMA


ENSEÑANZA DE LA NO ALMA
ANATTALAKKHANA-SUTRA

En una ocasión, el Señor Gautama estaba residiendo cerca de Benares, en Isipatana, en el Parque de los Venados. Allí, el Sublime se dirigió al grupo de cinco monjes.


La materia, las sensaciones, la percepción, las formaciones y la conciencia no tienen alma.

Si tuvieran alma, no conducirían al sufrimiento y sería posible decir: “Que mi materia, las sensaciones, la percepción, las formaciones y la conciencia sean de esta manera o no”. 

Pero dado que no tienen alma, conducen al sufrimiento.

¿Qué es lo que ustedes piensan?

 ¿Es la materia, las sensaciones, la percepción, las formas, la conciencia, permanente o impermanente? 

Es impermanente. 

¿Y aquello que es impermanente, insatisfactorio, transitorio, es correcto considerarlo y decir que es mío, esto soy yo, esto es mi alma? 

No. 

Por lo tanto, cualquier materia, sensación, percepción, forma y conciencia pasada, futura o presente, interna o externa, ordinaria o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la materia debe ser considerada con Recta Comprensión, de acuerdo con la realidad, diciendo: “Esto no es mío”, “esto no soy yo”, “esto no es mi alma”.

 Comprendiendo esto, los estudiantes instruidos sienten hastío de la materia, de las sensaciones, de las percepciones, de las formas y de la conciencia. 

Sintiendo hastío, se desapegan; con la liberación del apego surge la sabiduría, y pueden afirmar: 

“Estoy liberado”, 

y comprender: 

“No hay más nacimiento; la vida noble ha sido vivida; se ha hecho lo que se debía hacer; no hay otra existencia”.


Los cinco monjes se regocijaron de las palabras del Señor Gautama durante su exposición del discurso, y las mentes de los monjes del grupo de los cinco se liberaron de las corrupciones por el no apego.


Del libro: “Enseñanzas del Señor Gautama”, de Gautama Buddha (versión simplificada de Rubén Cedeño); pág. 17/18.   Edición conjunta: GRUPO METAFÍSICO DE CARACAS SEDE CENTRAL & EDITORIAL SEÑORA PORTEÑA. 

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